Crónicas Vaticanas

León XIV

Robert Francis Prevost, el nuevo papa, es un ciudadano estadounidense, con amplia experiencia pastoral en la diócesis de Chiclayo, en Perú.

¡Júbilo exultante! en la Plaza de San Pedro por la designación de un nuevo papa.

Gritos, alegría, cánticos de millas de fieles congregados frente a la Basílica para festejar la entrada de un nuevo papa.

Robert Francis Prevost es un ciudadano estadounidense, con amplia experiencia pastoral en la diócesis de Chiclayo, en Perú, de ahí su dominio, impecable sin acento, del español.

Pero más allá es matemático y filósofo graduado en Chicago, su ciudad natal.

Después de un trabajo destacado en Perú, el papa Francisco lo invitó a la Curia Romana para encargarse del Dicasterio de atención a los Obispos. Se cumplió el llamado de los cardenales al designar a un papa pastor, párroco, obispo de su diócesis, cercano a la gente y a los creyentes.

Pero se cumplen también otras premisas esperadas con ansiedad: un papa que apunta al continuismo de Francisco, a extender su legado progresista, de apertura y de inclusión, y que además no se trata de uno calificado como de los más liberales, sino más bien un conciliador.

Un papa de encuentro, de diálogo, un puente entre diferentes corrientes de la Iglesia en busca de la coincidencia y de la concertación. Ojalá y lo consiga.

Durante su mensaje dejó claras algunas de estas líneas: diálogo, llamado a la paz, agradecimiento y reconocimiento al papa Francisco, una Iglesia de todos y para todos.

El mensaje por ahora es conciliador, de reconciliación en una Iglesia dividida, incluso por momentos polarizados. El Sínodo de la familia en 2015 y los planteamientos incluyentes de Francisco provocaron la rebeldía y reacción furiosa de algunos cardenales conservadores. Firmaron una carta descalificándolo en sus postulados de aceptación y tolerancia.

León XIV es agustino, el primer integrante de la orden de los agustinos en llegar al trono petrino, como Francisco fue el primer jesuita.

Nació en Chicago, Estados Unidos; estudió en Pensilvania y se ordenó en Roma.

Fue designado obispo por Francisco en 2014, asignándolo a Perú y de ahí al cardenalato nueve años después, en 2023. Una carrera impresionante la del nuevo papa, que apunta a una Iglesia unificada.

Un valor indiscutible es que no forma parte de los de mayor edad: 69 años, lo que pudiera apuntar a un pontificado superior a los 15, incluso a los 20 años.

Eligió el nombre de León, cuyo significado debemos aún desentrañar.

León XIII fue el último papa en portar ese nombre, y lo hizo entre 1878 y 1903 (25 años). Es el segundo pontificado más prolongado justo después de Juan Pablo II, casi 27 años.

Fue el responsable de transitar la Iglesia del siglo XIX al XX, el primero en la historia en fincar una vocación social en la Iglesia católica, con orientación y preferencia a los pobres. Se trató de un líder revolucionario, de transformación, con enorme energía y muy respetado en el convulsionado fin decimonónico. Le dio una gran estabilidad a la Iglesia en el fin de siglo.

Tal vez por eso el fraile agustino Prevost eligió el potente nombre de León XIV.

Un nuevo liderazgo, un mensaje de esperanza y misericordia, un reconocimiento a su antecesor, como un claro respaldo a su posicionamiento de vanguardia y transformación.

Muchas cosas le tocarán hacer al nuevo papa.

Entre ellas, como dijo en su mensaje de presentación, tender puentes. Establecer canales de diálogo, impulsar acuerdos de paz en conflictos múltiples en el escenario actual.

Todo un debate de si su nacionalidad estadounidense servirá para tender justamente esos lazos con Donald Trump, el gran disruptor del mundo en estos momentos.

Veremos. Por lo pronto, el presidente estadounidense respondió como un gran honor la designación del nuevo papa, su conciudadano. Se derrumba la eterna hipótesis de que no podía haber papas provenientes de potencias mundiales, para evitar la concentración de poder.

Queda por los suelos esa teoría.

A León XIV le corresponderá consolidar una Iglesia unificada, que pueda abrir espacios sinodales (sínodos y colegios de obispos y cardenales) para discutir y acordar temas urgentes en el mundo.

Le corresponderá una política exterior muy activa que pueda sentar a la mesa a Putin, Zelenski y Trump en un camino de paz negociado.

Pero sobre todo, un mensaje esperanzador para millones de fieles que esperan rumbo, brújula y destino marcados por el papa.

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