Colaborador Invitado

¿Otro ‘mexican moment’?

El actual mexican moment se trata de tener un sistema financiero capaz de captar y redistribuir de manera justa y eficiente los recursos que llegan a nuestro país.

Myriam Cosío

El discurso sobre el mexican moment se ha escuchado varias veces. Se trata de coyunturas en las que tuvimos la oportunidad de aprovechar ventajas comparadas (situación geográfica, abundancia de mano de obra, excedentes de materias primas y recursos naturales, acuerdos políticos) que podrían haber impulsado la economía nacional de manera espectacular. En todas fallamos en alguna medida.

La firma del TLCAN en 1994 creó una zona tripartita de libre comercio que facilitó el intercambio comercial y la inversión extranjera directa en México. A partir del 2000 se aprobaron reformas aparentemente dirigidas a fortalecer la democracia y rendición de cuentas, el control al poder del Estado y la seguridad pública, además de coincidir con máximos históricos en el precio del petróleo. Entre 2012-2018 se generaron expectativas en torno al paquete de reformas estructurales en materia de educación, telecomunicaciones y energía. La creciente desigualdad, las crisis económicas, el recrudecimiento de la inseguridad y los casos de corrupción, entre otros factores, impidieron alcanzar los resultados esperados.

Hoy nuevamente escuchamos que México se encuentra en una posición única: el nearshoring impulsado por un renovado T-MEC, el desplazamiento de China como principal socio comercial de Estados Unidos, un peso “fuerte” y niveles de inflación muy bajos son los argumentos más recurrentes para sostenerlo. Y yo estoy de acuerdo. Solo que en esta ocasión veo con emoción que la industria financiera puede ser la palanca para impulsar la transformación.

Desde hace décadas vivimos un estallido de tecnología y digitalización que ha irrumpido también en el panorama económico, cambiando la forma en que se realizan los negocios en todo el mundo. La industria financiera y especialmente las empresas Fintech han jugado un papel central en la generación de productos y servicios novedosos que promueven la inclusión y el crecimiento de empresas de todos los tamaños.

Las micro, pequeñas y medianas empresas son la columna vertebral de la economía mexicana: representan el 99.8 por ciento de todos los negocios, empleando al 72 por ciento de la población y generando más del 75 por ciento del PIB nacional. Para estos millones de personas el acceso a servicios financieros es muy difícil a pesar de su increíble productividad.

Las investigaciones demuestran que los medios de pago digitales (tarjetas, wallets, transferencias, pagos a distancia, etc.) funcionan como puerta de entrada a otros servicios financieros como créditos o seguros y generan un círculo virtuoso con beneficios inmediatos para sus usuarios. Los pagos digitales tienen el potencial de revolucionar la forma en que las Mipymes realizan negocios.

Los agregadores, como Clip, facilitamos la tecnología necesaria para incrementar el éxito de los pequeños negocios. En los últimos 10 años hemos hecho crecer la red de terminales de pago hasta alcanzar 4.5 millones activas a la fecha, de las cuales el 80 por ciento fueron colocadas por agregadores; además, los pagos electrónicos han incrementado su penetración de 10 a 23 por ciento en el mismo período. Pese a ello, sabemos que aún queda un gran sector subatendido.

En ese contexto, se vuelve relevante un dictamen emitido recientemente por Cofece en el que reconoce los problemas a los que se enfrenta la red de pagos en México. Sostiene que existe una alta concentración (especialmente en manos de la banca tradicional, que también controla las cámaras de compensación) y la presencia de barreras a la competencia –normativas y estructurales– que obstaculizan la entrada de nuevos competidores.

Hoy, el mexican moment no depende primordialmente de grandes inversiones en infraestructura ni está sujeto a la aprobación de reformas legales o acuerdos comerciales complejos. Actualmente, se trata de tener un sistema financiero capaz de captar y redistribuir de manera justa y eficiente los recursos que llegan a nuestro país, provocando el nacimiento de nuevos polos económicos (especialmente en el sur) y fortaleciendo a las Mipymes.

Hay mucho camino por delante y poco tiempo para recorrerlo. Tenemos que encontrar cómo sí ofrecerles soluciones al 50 por ciento de la población que no tiene cuentas en instituciones financieras y al 54 por ciento que nunca ha tenido un crédito formal. Las condiciones para lograrlo están a nuestro alcance y hay disposición en buena parte de la industria financiera para ser catalizador de un desarrollo económico con crecimiento y redistribución. Hagamos de éste nuestro momento.

La autora es vicepresidenta ejecutiva de Asuntos Externos de Clip y presidenta de la Asociación de Agregadores de Medios de Pago (ASAMEP)

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