El primer ministro Mark Carney dijo que Canadá estudiará la posibilidad de eliminar algunos aranceles contra Estados Unidos, a pesar de haber ganado una elección en la que se comprometió a luchar contra la guerra comercial del presidente Donald Trump.
Carney afirmó que los aranceles de represalia deberían diseñarse para maximizar el impacto en Estados Unidos y minimizar las consecuencias para las empresas canadienses. Cuando Estados Unidos modifica su tasa arancelaria, «no nos ajustamos automáticamente. Buscamos la manera más efectiva de mejorar nuestra industria», declaró en West Kelowna, Columbia Británica.
En algunos casos, se tratará de eliminar aranceles. Hemos eliminado algunos aranceles con el tiempo para que, por ejemplo, la industria automotriz pueda funcionar con mayor eficacia. Y analizaremos las oportunidades para hacerlo, apuntó el primer ministro canadiense.
Los comentarios ponen de relieve la posición políticamente incómoda de Carney, quien busca minimizar el daño económico y, al mismo tiempo, mantenerse firme frente a Trump. El presidente estadounidense ha impuesto una serie de aranceles y ha enfurecido a muchos canadienses al afirmar que su país debería ser el estado número 51 de Estados Unidos. Las encuestas muestran que existe un fuerte interés entre la población canadiense por una estrategia de mano dura en las negociaciones comerciales.
Pero algunos economistas, empresarios y primeros ministros provinciales han advertido contra una escalada con Estados Unidos. Y Carney ha intentado suavizar el impacto de los aranceles compensatorios de Canadá, que se aplican a productos estadounidenses por valor de decenas de miles de millones de dólares, mediante la creación de exenciones.
Para ayudar al sector automotriz, en abril Carney ofreció alivio arancelario a los fabricantes de automóviles si invertían y mantenían la producción en Canadá. En junio, afirmó que el gobierno ajustaría sus contraaranceles vigentes sobre el acero y el aluminio con base a las conversaciones con Estados Unidos. Sin embargo, desde entonces Estados Unidos ha aumentado algunos aranceles, mientras que Canadá no ha tomado represalias.
Carney ganó por un estrecho margen una elección en abril promocionando lemas como “Canadá fuerte” y “Codos arriba”, frase esta última destinada a evocar la defensa contra oponentes beligerantes en el deporte nacional del hockey.
El principal oponente político de Carney, el líder del Partido Conservador Pierre Poilievre, se burló de la frase diciendo que el mandato del primer ministro era más un caso de “codos hacia abajo y aranceles hacia arriba”.
Canadá toma represalias vs. EU por aranceles
Si los canadienses esperaban que otros países siguieran el ejemplo en represalia, los meses transcurridos desde entonces han sido decepcionantes. Aunque la Unión Europea y México han amenazado con medidas contra Estados Unidos, se han abstenido, dejando a Canadá y China como los únicos países que han respondido con sus propios aranceles considerables.
La Casa Blanca citó las represalias de Canadá como parte de la justificación para aumentar los aranceles generales del 25 al 35 por ciento en algunos productos canadienses la semana pasada. Sin embargo, la mayoría de los productos siguen exentos, amparados por el acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá que Trump firmó durante su primer mandato.
Pete Hoekstra, embajador de Estados Unidos en Canadá, declaró a la Canadian Broadcasting que la política de Trump consiste en imponer aranceles a todos los países del mundo. Canadá probablemente tendría que eliminar sus contraaranceles como parte de cualquier tregua comercial, afirmó el diplomático. “Son un problema ahora mismo”.
El mes pasado, el primer ministro de Columbia Británica, David Eby, declaró a Bloomberg que no creía que la imposición de aranceles adicionales cambiara la opinión de Trump, pero que aun así pudiera perjudicar a su provincia. Esto se debe a la dificultad que enfrentan las empresas de Columbia Británica para reemplazar el acero y el aluminio estadounidenses pagando el transporte de estos productos pesados desde fundiciones canadienses en el este, a miles de kilómetros de distancia por ferrocarril.
Sin embargo, los votantes canadienses todavía están a favor de una respuesta dura y se niegan a hacer concesiones, según una encuesta de Angus Reid publicada el viernes.