La exposición a largas jornadas de trabajo es un factor de riesgo ocupacional, que se observa de manera prevalente alrededor de mundo, y que es atribuible a un gran número de muertes, advirtieron la Organización Mundial de la Salud y la Organización Internacional del Trabajo.
En su estudio publicado este lunes en la revista especializada Environment International, y que se basó en datos de 194 países, las organizaciones apuntan que trabajar más de 55 horas por semana puede desencadenar problemas de salud como la cardiopatía isquémica (enfermedad coronaria que se produce cuando las arterias que suministran sangre al músculo del corazón se obstruyen, por lo que deja de llegar el flujo sanguíneo) y accidentes cerebrovaculares.
El tiempo de trabajo se redujo de manera constante durante la segunda mitad del sigo XX en la mayoría de los países, dice el estudio, sin embargo, la tendencia a la baja cesó e incluso comenzó a revertirse en algunas zonas en el siglo XXI. “A medida que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación revolucionan el trabajo, se prevé que el tiempo de trabajo aumente aún más para algunas industrias”, añade.
Ante este panorama, es que estas primeras estimaciones conjuntas OMS/OIT de la carga de enfermedades y lesiones relacionadas con el trabajo proporcionan la base para las acciones enfocadas a prevenir la exposición a largas horas de trabajo peligrosas a nivel mundial y regional.
La población expuesta a largas jornadas laborales se modeló utilizando datos de 2 mil 324 encuestas transversales y mil 742 conjuntos de datos de encuestas trimestrales.
En 2016, 488 millones de personas, o el 8.9 por ciento de la población mundial, estuvieron expuestas a trabajar por encima del rango señalado por el estudio, y de las cuales se estimaron 745 mil 194 muertes y 23.3 millones de años de vida ajustados por discapacidad (medida de utilidad para cuantificar las pérdidas de vida sana) por cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular combinados, de acuerdo con el análisis.
El estudio arrojó que trabajar 55 horas o más a la semana se asocia con un 35 por ciento más de riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular y un 17 por ciento más de riesgo de morir por cardiopatía isquémica si se compara con jornadas de 35-40 horas de trabajo semanal.
El trabajo de investigación tomó en cuenta los años 2000, 2010 y 2016, por lo que no entran las afectaciones que habrían surgido derivadas de la pandemia de COVID-19.
Los mayores problemas se presentaron en el pacífico occidental, el sudeste asiático, y son los hombres y las personas mayores quienes estuvieron expuestos con mayor frecuencia.