La inflación en Estados Unidos aumentó menos de lo previsto en abril en medio de precios moderados de la ropa y los autos nuevos, lo que sugiere poca urgencia hasta el momento por parte de las empresas para trasladar el costo de los aranceles más altos a los consumidores.
El índice de precios al consumidor, excluyendo las categorías de alimentos y energía, a menudo volátiles, aumentó 0.2 por ciento con respecto a marzo, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales publicados el martes. Esto marcó el tercer mes consecutivo con lecturas inferiores a las previstas. La inflación anual se ubicó en 2.3 por ciento con dicho aumento.
El informe del IPC destaca dos dinámicas subyacentes en la economía. Las categorías de bienes expuestas a aranceles más altos, como los automóviles nuevos y la ropa, no experimentaron los aumentos de precios que los economistas anticipaban. Esto sugiere que los importadores y minoristas están absorbiendo parte de los costos adicionales, y los productos importados que se venden ahora llegaron antes de que entrara en vigor la mayor parte de los aranceles, concretamente sobre China.
Por otra parte, cierta debilidad en categorías de servicios como viajes y recreación sugiere que los consumidores están recortando el gasto en ocio y otros gastos discrecionales.
El acuerdo temporal alcanzado el fin de semana para reducir la escalada de la guerra comercial con China ha reducido en gran medida las proyecciones sobre el impacto de los aranceles en la economía. Si bien varios economistas afirman que es probable que Estados Unidos evite una recesión, los aranceles mantendrán la inflación muy por encima del objetivo del banco central.
La prórroga de 90 días —una medida que redujo los aranceles estadounidenses combinados del 145 por ciento sobre la mayoría de las importaciones chinas al 30 por ciento— sugiere cierto alivio. Sin embargo, si el período de recuperación para reabastecer la oferta genera congestión en los puertos, esto podría acelerar el aumento de los precios del IPC, según Bloomberg Economics.
Incluso con la reducción, los importadores estadounidenses todavía luchan con costos comerciales más altos y temen que puedan aumentar nuevamente cuando termine la pausa.
¿Los aranceles le pegan a la inflación de Estados Unidos?
El limitado impacto de los aranceles se pudo observar en los llamados precios de los bienes básicos, que excluyen alimentos y energía y apenas aumentaron en abril, según los datos del IPC.
“Podríamos encontrarnos en un punto óptimo en este momento para las tendencias de la inflación subyacente. Los precios de los bienes subyacentes aún no reflejan el impacto de las subidas arancelarias implementadas desde febrero, mientras que la inflación de los servicios continúa disminuyendo gradualmente”, declaró Brian Coulton, economista jefe de Fitch Ratings, en una nota. “Es probable que la inflación subyacente de los bienes repunte en los próximos meses a medida que se agoten los inventarios de bienes importados previos a las subidas arancelarias”.
El S&P 500 abrió al alza, los bonos del Tesoro extendieron su repunte y el dólar cayó tras los datos.
Dada la extrema incertidumbre sobre la evolución de los aranceles y su impacto final en la economía, la Reserva Federal (Fed) mantiene las tasas de interés sin cambios en el futuro previsible. Los datos de inflación, aunque moderados, respaldan las apuestas sobre al menos dos recortes de tasas este año.
Empresas como Nintendo y Procter & Gamble han sugerido que intentarán trasladar el coste de los aranceles a los consumidores. Sin embargo, el alcance de su poder de fijación de precios no está claro a medida que la demanda se desacelera. El gasto del consumidor en los datos de ventas minoristas —que capturan principalmente el gasto en bienes— probablemente se mantuvo sin cambios en abril, a la espera de un informe que se publicará el jueves.
En otros datos del IPC, los precios de los comestibles experimentaron su mayor caída desde 2020, lastrados por la mayor caída en el precio de los huevos desde 1984. Sin embargo, los precios de los muebles y electrodomésticos —bienes mayoritariamente importados— se dispararon.