FTR es la propuesta de la marca en el segmento flat track, pero en esta versión, está llevada al límite. De entrada, incorpora una geometría del cuadro más avanzada hacia el frente que su antecesora, rines de 17 pulgadas y un nuevo asiento muy cómodo. El manillar es más angosto y la suspensión nos permite maniobrar con mayor seguridad.
Algo innovador es la implementación de suspensiones Öhlins tanto en la horquilla telescópica delantera como el amortiguador trasero, mismo que cuenta con reserva. Al igual que el modelo original, cuenta con tres modos de manejo: lluvia, urbano y deportivo. En Lluvia, regula la entrega de par a la rueda trasera y pone en su máximo asistencias como control de tracción y ABS sensible a la inclinación. En modo urbano es más noble y presume un manejo en ciudad confortable. En modo deportivo nos permite jugar más con la aceleración y llevar la moto a su máxima potencia.
Lo que hace única a esta versión es el diseño en fibra de carbono. Cuidaron que desde cualquier ángulo se pueda ver este tecnológico y ligero material. La salpicadera delantera, el recubrimiento del faro, el tanque de gasolina con un diseño diferente que su predecesora, ciertos componentes de recubrimiento del motor y escapes y la salpicadera trasera, todos están fabricados en este material compuesto.
La pantalla táctil de cuatro pulgadas también sirve para controlar modos de manejo, luces y control de tracción. Tenemos indicadores como vida útil del aceite y sistemas de la moto. Desde aquí también te controla el sistema Bluetooth, con el cual podemos hacer llamadas y controlar la música de nuestros dispositivos.
