Según una leyenda aborigen canadiense, un supuesto animal de más de dos metros de alto, con forma de simio y de dos patas, habita los bosques del oeste de Canadá, se trata del sasquatch o pie grande.
Hay quienes aseguran haberlo visto durante el recorrido que hace el tren Rocky Mountaineer; de la Columbia Británica hacia Alberta, mito o realidad, sólo los pasajeros lo pueden probar. Lo que sí se sabe es que esa zona conformada por las montañas Rocallosas resguarda especies como osos, águilas, alces y venados, entre otras, las cuales con suerte se pueden admirar durante el trayecto.
También es posible observar las diversas construcciones que tiene la vía ferroviaria, la cual atraviesa la cascada Pyramid Falls, el paso en las montañas Yellowhead Pass y el Mount Robson, el pico más alto de las Rocallosas, así como acantilados, ríos y lagos azul turquesa.
El tren brinda cuatro rutas de exploración en tres temporadas que van de abril a octubre.
En esta ocasión se viajó a través de Journey Through the Clouds que va desde Vancouver en la Columbia Británica hasta Jasper, Alberta.
Experiencia de lujo
El punto de encuentro es en la estación del tren Rocky Mountaineer de Vancouver, allí los visitantes pueden degustar una galleta de miel de maple y un café, mientras esperan para abordar.
Los lugares son asignados y con un silbido la locomotora anuncia el inicio de la aventura.
Los pasajeros en todo momento pueden ver a través de sus ventanas tipo domo, diversas panorámicas de las montañas y el bosque. Ade más los vagones cuentan con asientos reclina bles, una plataforma de observación y comedor.
El servicio culinario gourmet está basado en menús de tres tiempos con platillos regionales de temporada como cortes de carne de la provincia de Alberta, salmón fresco del Pacífico y vinos del Valle de Okanagan.
Los platillos en GoldLeaf Service se sirven en un comedor y en SilverLeaf Service directamente en el asiento del pasajero. Y durante todo el recorrido se ofrecen snacks y bebidas.
La primera parada es en Kamloops todavía en la Columbia Británica, donde los pasajeros pasan la noche. Aunque la ciudad es pequeña y se puede recorrer a pie, cuenta con varios restaurantes y bares ubicados en su mayoría en la calle Victoria y la Quinta Avenida.
Presume de ser una urbe deportiva, no por nada es conocida como la Capital de Torneos de Canadá, debido a los diversos eventos que allí se celebran, sobre todo hockey sobre hielo.
También llama la atención por el arte contemporáneo. Las obras no sólo se muestran en sus museos y galerías, sino que además forman parte del diseño urbano, estando presentes en las fachadas de las casas.
Tal fue la fama, que en el año 2010 se puso en marcha un proyecto conocido como Black Alley Art Gallery KCBIA (Galería de arte del callejón trasero), una ruta que recorre distintos puntos de la ciudad donde los artistas han plasmado sus obras.
Pueblo alpino
Por la mañana el tren inicia su segundo día de travesía y deja atrás a la Columbia Británica, para internarse entre los bosques de Alberta, hasta llegar a su última parada: Jasper. Se trata de un pueblo enclavado en las montañas, donde se encuentra el Parque Nacional del mismo nombre, zona casi virgen.
Una opción de hospedaje es en el Fairmont Jasper Park Lodge, donde los huéspedes pueden olvidarse del ajetreo de la ciudad y estar en contacto con la naturaleza.
Desde la terraza de la habitación, es común observar animales como osos, alces, coyotes, lobos, borrego cimarrón y linces, entre otras especies. Y durante el invierno, el cielo se torna de colores con las auroras boreales.