En México sigue siendo predominante el uso de efectivo por parte del público en sus gastos diarios respecto de los pagos electrónicos o las transferencias.
La preferencia por el uso del efectivo impide aprovechar los beneficios de los servicios financieros digitales, entre ellos reducir la exclusión financiera a partir del acceso a soluciones de pago rápidas y seguras.
A pesar de los avances en términos de la inclusión financiera, casi la cuarta parte de la población adulta aún no tiene un producto financiero, como cuenta de ahorro, crédito, seguro o afore.
Además, casi 6 de cada 10 personas no tienen acceso a una tarjeta de crédito departamental o bancaria, según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2024, levantada por el INEGI y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
Uno de los hallazgos de la ENIF 2024, publicada en marzo pasado, es que, a pesar del mayor conocimiento y uso de canales digitales, el efectivo sigue siendo el medio de pago predominante en el país, especialmente en pequeños comercios.
Tan es así que en las compras de 500 pesos o menos, 85 de cada 100 adultos prefieren el efectivo. En el caso de los pagos de 501 pesos o más, prácticamente 73 de cada 100 adultos optan por utilizar billetes y monedas.
El presidente de la Asociación de Bancos de México, Emilio Romano, dijo recientemente que en Suecia, por ejemplo, el efectivo representa apenas el 10 por ciento de las compras, mientras que en Brasil su sistema de pagos instantáneos representa cerca del 50 por ciento de todas las transacciones.
Esta semana se dio a conocer la Encuesta Nacional de Financiamiento de las Empresas (Enafin) 2024, levantada también por el INEGI, en colaboración con la CNBV, cuyos resultados en términos de los medios para realizar pagos son similares.
En 2023, el efectivo fue el principal medio por el que las empresas realizaron sus pagos, en el 75.4 por ciento de los casos.
Siguieron página web (banca por internet), en 52.7 por ciento, y aplicaciones móviles (banca móvil), en 47.4 por ciento.
Se trata de empresas con 6 y más personas ocupadas en los sectores de construcción e industrias manufactureras, así como en los sectores de comercio y servicios privados no financieros.
De manera similar, el medio de pago más utilizado por los clientes también es el efectivo, en 79.8 por ciento de los casos, seguido por las transferencias electrónicas, en 78.4 por ciento, y las tarjetas de crédito/débito, en 54.3 por ciento.
Quiere decir que, de cada 10 empresas, entre 7 y 8 realizan sus pagos en efectivo y aceptan pagos de sus clientes bajo la misma modalidad.
De acuerdo con los resultados obtenidos de los estudios realizados en 2024 por el Banco de México sobre temas relacionados con billetes y monedas, el 91 por ciento de la población objetivo indicó que acostumbra usar efectivo en sus gastos diarios, mientras que sólo el 3 por ciento usa pago electrónico o transferencia (SPEI).
La población objetivo está compuesta por adultos que viven en localidades con 50 mil habitantes y más, que para 2024 se estima eran 51.4 millones de personas.
Esto significa que 46.6 millones de personas acostumbran usar efectivo en sus gastos diarios y sólo 1.4 millones realizan pagos electrónicos o transferencias a través de la banca por internet o la banca móvil.
De las personas que acostumbran gastar en efectivo, 52 por ciento (25.1 millones) lo usa porque es más práctico, fácil o rápido; 16 por ciento (7.8 millones) porque sólo tiene esa forma de pago, y 13 por ciento (6.5 millones) porque es más seguro.
Ciertamente, como dijo Romano, la reducción del uso de efectivo contribuye a disminuir las desigualdades e incrementar la inclusión financiera, pieza clave para impulsar la movilidad social.
Pero reducir el uso de efectivo en la economía mexicana precisa de disminuir el tamaño del sector informal, pero también de fortalecer la educación financiera en adultos y las habilidades digitales para abrir oportunidades a las millones de personas que aún están en exclusión.