En Texas no basta con tener la mayor cantidad de ganado del país. Ahora también quieren quedarse con el nombre de un corte. A finales de abril del 2025, el Senado estatal aprobó una propuesta simbólica para rebautizar el célebre corte conocido como New York Strip como Texas Strip. La iniciativa, promovida por el vicegobernador Dan Patrick, busca rendir homenaje a la industria ganadera texana —la más grande de Estados Unidos— y cuestiona por qué un corte tan emblemático lleva el nombre de otro estado.
Aunque el proyecto no tiene fuerza de ley ni puede imponer el cambio a nivel nacional, su objetivo es claro, que restaurantes y comercios en Texas adopten el término Texas Strip como símbolo de orgullo regional. Y en un país donde la gastronomía también narra historias de poder, identidad y marketing, la polémica no tardó en encenderse.
Para entender el debate, conviene mirar al pasado. El nombre se remonta al siglo XIX, cuando el legendario restaurante Delmonico’s, en Manhattan, comenzó a servir un corte deshuesado del lomo corto, marmoleado y particularmente suave. Aunque en aquel entonces lo llamaban Delmonico steak, el corte pronto se asoció con Nueva York gracias a la fama del establecimiento y a su presencia en los menús más sofisticados del país. Con el tiempo, se consolidó como el New York Strip.
Algunos historiadores gastronómicos señalan que el recorrido del corte es más complejo. El ganado provenía de Texas, se procesaba en los mataderos de Kansas City o Chicago —gracias a los ferrocarriles—, y finalmente llegaba a los grandes restaurantes del Este, donde adquiría un aire de distinción. La carne podía ser del sur, pero el nombre se forjó donde se servía con cubiertos de plata en la Gran Manzana.
El New York Strip no es exclusivo de Nueva York. En el Medio Oeste también se le conoce como Kansas City Strip, y en otros países simplemente como New York. Aun así, el nombre neoyorquino ha prevalecido como marca de sofisticación urbana, lo cual incomoda a algunos texanos, quienes creen que el crédito debería llevar botas, sombrero y acento del sur.
Desde Nueva York, la reacción ha sido rápida y contundente. Restauranteros, chefs y comensales defienden el nombre como parte del patrimonio culinario de la ciudad.
Más allá de la anécdota, este episodio revela una tensión más profunda; cómo la comida se convierte en bandera de identidad regional. Lo que comemos no solo nutre el cuerpo, sino también el ego colectivo. En tiempos en los que todo puede politizarse —desde los libros hasta los tacos—, hasta un filete puede transformarse en terreno de disputa cultural.
Si la campaña por el Texas Strip gana popularidad, es posible que los menús en Houston y Dallas comiencen a omitir el apellido neoyorquino. Al final del día, la carne será la misma. Lo que cambia es la narrativa que la acompaña.
Y quizá, para el comensal promedio, solo importe una cosa, que el corte esté jugoso, bien sellado y servido con un buen vino. Sea de Nueva York, Texas o Kansas, el verdadero nombre del filete se escribe en el paladar.
¿Por qué se llama Strip y no simplemente steak? Aunque muchos lo conocen como New York steak, el término correcto es New York Strip. “Strip” hace referencia al tipo de corte, que es una tira o franja deshuesada del lomo corto (short loin) de la res, jugosa y bien marmoleada.
Cuando se sirve con hueso, suele llamarse Kansas City Strip. Y si incluye también parte del solomillo o también llamado filete (tenderloin), se convierte en un T-bone o un porterhouse.
En resumen, todos los strips son steaks, pero no todos los steaks son strips.