Sonya Santos

Magallanes y Elcano, navegando hacia la inmortalidad

Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, transformaron los mapas con su legado imperecedero, y confirmaron que la Tierra era redonda, cambiando la visión del mundo.

En los albores del siglo XVI, cuando el mundo aún se dibujaba en los mapas con líneas apenas exploradas, hombres valientes se lanzaron a una aventura sin igual, navegando hacia lo desconocido en busca de nuevos horizontes. Sus nombres resonarían en los ecos de la posteridad: Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano. Llevaban consigo la ambición de surcar inmensos océanos, desafiando las tempestades y desentrañando los misterios de la esfera terrestre.

Elcano, el navegante indómito español, y Magallanes, el visionario audaz portugués, guiaron sus sueños bajo los mismos cielos estrellados que sus antepasados miraron durante siglos, que, sin imaginarlo, se embarcaron en la gran gesta rumbo a la inmortalidad que les dio la búsqueda de una nueva ruta a las Islas de la Especias. Transformaron los mapas con su legado imperecedero, y confirmaron que la Tierra era redonda, cambiando la visión del mundo.

En el siglo XVI, el comercio de especias era una de las industrias más lucrativas y codiciadas. Las Islas de las Especias (también conocidas como Islas Molucas) eran el epicentro de esta valiosa mercancía, pero las rutas comerciales que las llevaban a Europa, controladas principalmente por el Imperio otomano y el Reino de Portugal, estaban plagadas de dificultades y limitaciones. Fue Magallanes, a partir de sus estudios en cartografía, astronomía y navegación, el que concibió la idea de encontrar un nuevo trayecto en busca del clavo de olor, la canela y la nuez moscada, surcando hacia el oeste a través del océano Atlántico y luego atravesando un estrecho que, según sus cálculos, se ubicaba al sur del continente americano. El rey de Portugal no confió en él, sin embargo, logró el apoyo del rey de España, Carlos I (también conocido como Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico).

La salida de Sevilla fue el 10 de agosto de 1519. La integraban principalmente marineros de países como España, Portugal, Italia, Francia, Grecia, amén de otras naciones europeas. Un aproximado de entre 240 y 280 hombres –la cifra exacta no se conoce.

Los cinco barcos de la flota, que incluían la Trinidad, la San Antonio, la Concepción, la Victoria y la Santiago, cargaban variedad de alimentos y provisiones para abastecerse durante el viaje, pero a medida que avanzaban, la comida se iba agotando y, a menudo, la tripulación tuvo que enfrentarse a la escasez, lo que los llevó a extremos como comer cuero y roer las maderas de los barcos para sobrevivir. Lamentablemente, Magallanes no vivió para verlo completado, ya que perdió la vida en un enfrentamiento con indígenas en las Filipinas en 1521, después de cruzar por el estrecho que hoy lleva su nombre, y bautizar al océano como Pacífico, llegaron finalmente a las Molucas. Posteriormente, la expedición continuó bajo el mando de Juan Sebastián Elcano, por el Océano Indico y el Atlántico, logrando llegar de regreso a España en 1522 con solo 18 hombres, “inaugurando” la primera circunnavegación de la tierra y demostrando que el mundo era mucho más grande de lo que se pensaba.

La expedición fue una empresa costosa y arriesgada, y aunque Carlos I otorgó su apoyo oficial y patrocinio del viaje, la mayor parte del financiamiento provino de inversores privados y comerciantes que veían la oportunidad de obtener ganancias si se alcanzaba el objetivo.

Desde la antigüedad, las Islas Molucas fueron famosas por sus especias, que eran altamente valoradas y objeto de deseo para comerciantes de Europa, China, India y el Medio Oriente. Se utilizaban en los alimentos, no solo por su sabor, sino también como medicamentos, y conservantes por sus propiedades antimicrobianas y antioxidantes. Los portugueses, dirigidos por Vasco da Gama, encontraron una ruta hasta las Indias Orientales navegando alrededor de África y llegando a la costa oeste de la India en 1498, iniciando así el control de las Molucas. Sin embargo, a finales del siglo XVI, los holandeses comenzaron a desafiar el dominio portugués y, finalmente, lograron expulsarlos de la mayoría de las islas, convirtiéndose en los principales comerciantes de especias en Europa. En la actualidad son parte de la República de Indonesia.

Como un augurio profético, la nave de nombre Victoria arribó a España tres años después de que partió, trayendo consigo un tesoro en especias que no solo recuperó la inversión, sino que también generó ganancias sustanciales.

Elcano y Magallanes, con su asombrosa gesta, trazaron nuevos horizontes en el mapa de la historia, dejando una enseñanza imborrable; su legado es el testimonio de que con rigor, tenacidad y sacrificio los sueños se hacen realidad.

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