Su proyecto es reventar y desaparecer a las clases medias; a los más pobres volverlos más pobres. Así las élites se vuelven mucho más poderosas. El teatro consiste en poner a la modernidad como fachada de la corrupción renovada y a la división social, como río revuelto para la ganancia de pocos pescadores.
De un lado y de otro, el juego consiste en poner a las mayorías a hipotecar su pensamiento crítico, en un sentido corporativo para que en la soledad y la confusión, abracen y pertenezcan al asilo de comunidades ideologizadas.
Entre tanta discusión estéril y con cada vez más violencia verbal en las redes sociales; entre tanta oferta en la sociedad del streaming donde pensar cada vez tiene menos sentido, las redes sociales quisieron que tuviéramos un altercado entre Ruzzarin y yo, y nos pusiéramos a pelear por nuestras ideas.
Fácil es que dos personas con egos tan grandes, caigan en la destrucción. Sin embargo, decidimos algo diferente: explorar la forma como ambos pensábamos y así construir un diálogo por un porvenir para millones de jóvenes que no se sienten representados; que están extraviados ante tanta oferta vacía de falsos gurús e ideologías que prometen mucho y entregan poco y a partir de la serie de conversaciones que tuvimos, decidimos que era necesario también estructurar nuestras conversaciones con propuestas concretas de fondo para un futuro deseable y posible, planeado y estructurado.
No se pueden construir respuestas fáciles a problemas complejos, pero sobre todo, es profundamente importante empezar a conjugar en colectivo. Crear ecosistemas que no dependan del culto a la personalidad de individuos.
Ese culto es proclive a la aparición de ideologías extremistas cuya fachada en realidad responde a la ineficacia; al vacío de poder entregar resultados frente a tantas falsas promesas basadas en las expectativas, fantasías, la esperanza, y la destrucción de los derechos de las mayorías.
¿Qué es lo que más confunde ahora mismo a nuestra sociedad?
Creemos que la ausencia de un proyecto de progreso real, incluyente y sobre todo desde la contingencia de una pandemia que creó una guerra sin balas; una paz totalitaria que nos dejó en un estado de sitio por casi más de dos años, una carestía de calidad de vida y particularmente una falsa enseñanza sobre la meritocracia, el educacionismo y tanta falsedad de conceptos adoctrinados y enraizados en la sociedad para evitar construir un progreso verdadero.
Lo sexi ha sido impulsar una radicalización de la sociedad que nos divide en derechas, izquierdas, radicales, comunistas, neoliberales, pero eso en nada ha cambiado el poder de las élites; al contrario, estas divisiones las fortalecen.
La división de las mayorías trabaja para fortalecer y mantener el estatus de las élites.
Entre la falsa confusión de las clases medias y la pauperización de la pobreza, cada vez es más difícil vivir; ahora es solo sobrevivir y matar el tiempo.
En el libro hablamos de reconocer sociedades enfermas, pasando por elementos sociales de la envidia y el falso progreso hasta los mitos de las libertades, del libre mercado, del nuevo totalitarismo provocado por la inteligencia artificial y los algoritmos. Particularmente, hablamos del daño estructural a la sociedad del endeudamiento público y privado para pauperizar a los más pobres y así crear un proyecto tecnológico que le sirva al ser humano, donde blockchain democratice y de visibilidad a los que tienen menos relaciones, pero sí gran capacidad de dar resultados.
Construimos un diálogo por el porvenir, superando nuestros egos individuales y repensando nuestras propias creencias estructurando un texto constructivo. Haber creado esta obra entre los dos, representó un trabajo colectivo donde escribimos y corregimos mutuamente y donde integramos nuestras dos voces, en una pluralidad con un enorme esfuerzo profesional para documentar y verificar con datos y opiniones personales.
Diálogos por el porvenir se presenta por primera vez en México, el domingo 5 de diciembre, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara a las 5 de la tarde.
Veremos si resulta ser una herramienta para aquellos que no están conforme con la realidad impuesta y con las divisiones artificiales que cada día se crean más. Veremos si sirve a personas que están dispuestas a leernos, sin pensar que somos superiores moralmente, sino que a través de la experiencia personal de Diego Ruzzarin y la mía, podamos aportar a regenerar el diálogo colectivo-constructivo.