Luego de 100 días de actos oficiales poblados, de manera casi equitativa, por hombres y mujeres, la presidenta Claudia Sheinbaum echó ayer en el Museo de Antropología un vistazo a una realidad donde la equidad de género parece no dar ni para cuidar las formas.
La Presidenta acudió al recinto que cumplió 60 años a presentar el Plan México, ambicioso programa económico que trascendería el sexenio. Hubo equidad tanto en el podio, como de quienes tomaron la palabra; en las filas de invitados, en cambio, ese atributo brilló por su ausencia.
Uno de los cambios más importantes que Sheinbaum impulsa es la igualdad sustantiva. Lo dice en cuanta oportunidad tiene, como el domingo, al presentar su informe por sus primeros 100 días en el cargo.
Ese esfuerzo no es, desde luego, sólo retórico: ha impulsado, además de la creación de una Secretaría de las Mujeres –que opera no para su gobierno, sino para alinear a toda la República en la meta que pretende Claudia–, la aprobación de importantes leyes.
Pero una muestra de cuán lejos está esa equidad en espacios de poder fue patente este lunes en Antropología, donde las filas de los invitados, incluyendo titulares de secretarías de Economía estatales, eran ocupadas prácticamente por hombres.
En su alta dirección, el mundo de los negocios en México se parece demasiado a lo visto ayer en la explanada de Antropología: muchos –demasiados– señores. ¿Se darán cuenta? ¿Entienden la agenda de género? ¿Desean cambiar? Pronto tendremos indicios al respecto.
Como se sabe, una protagonista del Plan México es la empresaria jalisciense Altagracia Gómez, quien sin estar incrustada formalmente en el gobierno es una cercana colaboradora de Sheinbaum. En el acto de ayer hizo una animada arenga para apostar por el país.
Altagracia lanzó hace un mes otra iniciativa, una que también cuenta con el respaldo de la Presidenta, una que también podría acarrear beneficios económicos a México, una que, sin embargo, no se sabe cuánta respuesta positiva vaya a tener de la iniciativa privada.
El 4 de diciembre en el Club de Industriales se presentó, a instancias de Altagracia, un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) y Kiik Consultores que muestra que la “inclusión femenina en cargos de alta dirección está estancada, y en casos determinados, hubo retrocesos”. (Cito la nota de El Universal de ese día).
De 200 empresas mexicanas analizadas en ese reporte, sólo una cuenta con una mujer al frente de las tres direcciones que suelen ser clave.
Y si bien las mujeres representan 43 por ciento de la plantilla laboral, sólo 3 por ciento alcanza una dirección general. Y de los asientos en consejos de administración, sólo 13 por ciento son ocupados por mujeres.
El estudio lleva algunos años realizándose, pero los números prácticamente no se han movido. Es decir, a pesar de que quienes ayer aplaudieron a la Presidenta en Antropología conocen esa realidad, poco o nada hacen para cambiarla.
“Desde que supo los números de mujeres en los consejos, (Altagracia) se ha tomado el tiempo para ver cómo puede ayudar a aumentar la participación de las mujeres. Quiere más mujeres en las empresas para marzo de 2025, sabe las implicaciones y está trabajando para ello”, escribió Valeria Guerra, en Milenio (10/12/2024).
Este lunes en Antropología, las filas cuajadas de hombres son un vivo recordatorio de este gran pendiente (o habría que usar la palabra ‘deuda’) de nuestra iniciativa privada. Un mundo tan lleno de testosterona no tiene cabida.
¿Cuántos de quienes estuvieron en Antropología incluirán más mujeres en sus consejos de administración este marzo, como les invitó Altagracia?