Quince años ha cumplido esta Peña, ejemplo de afición, pasión y respeto por los estamentos taurinos, pasión por el toro bravo en el campo y en la plaza, admiración por los hombres que vistiendo seda y oro se juegan la vida para hacernos sentir vivos.
Pienso que el origen de las peñas taurinas bien pudo darse hace cientos de años, cuando, unidos por la afición a los toros, un grupo de personas se organizó para reunirse cotidianamente a hablar de toros, aprender de tauromaquia escuchando a toreros, ganaderos, pintores, escultores, poetas, músicos, escritores, empresarios, periodistas e incluso a otras peñas.
México ha tenido grandes peñas y peñistas. Pienso en Los de Armilla y Garza, los Bibliófilos Taurinos, Mal de Montera, El Toreo, Seda y Oro, Centro taurino México – España, La Larga, y muchas otras, sin mencionar el gran número de Porras que viven y conviven en nuestras plazas de toros. O los “istas”, aquellos aficionados que solo entienden el toreo y sus formas por medio de la expresión de un torero en especial, lo cual también le da mucho sabor al caldo.
En esta ocasión celebramos década y media de la Peña 432, cuyo peculiar nombre proviene de un toro herrado con ese número de la ganadería queretana de Los Encinos, cuyo propietario y su familia son miembros de la peña.
Con humildad y afición comenzaron las reuniones, siempre de manera organizada y profesional; las sesiones se llevan a cabo dentro de un ambiente formal y a la vez relajado y amistoso. El reunirse para hablar de toros, el gran acierto de la peña es que lejos de pretender tener la verdad absoluta del toreo, han sido sumamente generosos en su deseo para aprender y escuchar, dejando vanidades a un lado, algo muy poco común en el medio taurino.
La disposición por aprender y formar su propio criterio les ha brindado el respeto de profesionales del toreo y de aficionados a los toros. Sobre todo, con la creación e implementación de los Premios Minotauro a lo más destacado de la actividad en la Plaza México y que se vieron interrumpidos por la pandemia y la absurda suspensión de actividad taurina que padeció la plaza de toros más grande del mundo.
La categoría y grandeza del toreo se vieron reflejados siempre en estos premios, cuyo laurel es ni más ni menos que una obra escultórica del gran artista plástico Jazzamoart, miembro activo de la 432, bajo su firma los premios tienen un gran nivel. Ganaderos y toreros desean al Minotauro 432 en sus vitrinas como símbolo del éxito taurino adquirido en alguna temporada. La noche de los Minotauro se convirtió en la gran gala taurina de la temporada; sociedad, cultura, arte y pasión por los toros. Nacionales y extranjeros galardonados con justicia y honor. Lo que me lleva a saber de buena fuente que las votaciones son intensas, rigurosas y apasionadas. Aquí sí en alguna ocasión las mentadas han entrado a escena, lo que es positivo a la hora de defender una embestida, una faena, una estocada, el mejor encierro, revelación y máximo triunfador.
Otro gran acierto de este grupo de buenos aficionados es involucrar a las familias. Una vez al año se realiza un campamento en la ganadería de Los Encinos, donde padres e hijos conviven con el toro, la naturaleza y saborean la calidad de tiempo entre padres e hijos, generada por una noche llena de estrellas, los bramidos del ganado, las luciérnagas y el amanecer.
Las esposas organizan la posada navideña, evento familiar donde se torea y alguno, que entonces era niño, sintió por primera vez una embestida y con el tiempo hacerse novillero.
La Peña 432 es una organización seria, con solera taurina mantiene la afición y el entusiasmo por hacer bien las cosas. Son 45 peñistas en activo, cuentan con socios de distintas nacionalidades, lo que brinda aún más sabor al tema. Festejarán, como no podría ser de otra manera, este sábado, en un festival taurino de categoría, en el que partirán plaza en La Florecita exclusivamente miembros de la peña: Ávila de la Torre, Héctor Blanco, Joaquín Ruy, Christian Guerra, Gustavo Granados, Julio Berthely y Curro Canales ante seis arrogantes novillos.
Enhorabuena, amigos todos de la Peña 432. Como cada año, los felicito por mantenerse unidos, trabajar por y para el toro, basando su amistad alrededor de la cultura taurina. Que sean muchos años más y para rematar, que pronto regresen los Minotauro 432. ¡Salud!