Uso de Razón

El narco se presentó con Sheinbaum

El Presidente López Obrador, otra vez, salió en defensa del Cártel de Sinaloa, y dijo que el retén que detuvo a Claudia Sheinbaum y su comitiva había sido un montaje.

La retención de la candidata presidencial Claudia Sheinbaum en Chiapas es una muestra fehaciente de que en la frontera sur manda el narco.

No hay Estado. Sólo grupos de civiles armados y policías municipales sometidos al poder real de los sicarios del narco.

La pasmosa omisión del presidente López Obrador entregó Chiapas al crimen organizado.

En algunas partes de la frontera domina el Cártel de Sinaloa y en otras el Cártel Jalisco Nueva Generación. No hay Estado.

Ni la candidata a la Presidencia puede transitar sin que la paren, le tomen fotografías, y a su comitiva le pidan una credencial para saber quiénes son y a qué van a determinado lugar.

A la entrada de Motozintla, el domingo, Sheinbaum fue retenida por un grupo de encapuchados, que la población conoce como integrantes del Cártel de Sinaloa.

Bueno, no sólo la población de esa localidad de la frontera sabe que son del Cártel de Sinaloa, sino que es del conocimiento público.

Todo el país pudo ver, en enero, cuando tropas del CS entraron con armas largas, uniformadas, a bordo de una caravana de camionetas que hizo su desfile triunfal, entre vítores de la población, luego de desplazar al CJNG de esa región.

El Presidente, otra vez, salió en defensa del Cártel de Sinaloa, y dijo que el retén que detuvo a Sheinbaum y su comitiva había sido un montaje.

¿Un montaje? Sí, eso dijo. Qué manera de ocultar la realidad, y de defender a un poderoso cártel de las drogas y del tráfico de seres humanos.

Igual que la candidata retenida, López Obrador insinuó con bastante claridad que el “montaje” había sido obra de un medio informativo: Latinus.

Por favor, ¿dónde está la cordura?

Atribuirle esa capacidad operativa a un medio de comunicación digital es de una desproporción imaginativa que ofende al sentido común.

Y, además, por qué, otra vez, el Presidente sale a quitarle la sombra de la sospecha al Cártel de Sinaloa.

Cuando mataron en Guayaquil al candidato Fernando Villavicencio, las miradas en ese país apuntaron al Cártel de Sinaloa, pues el líder de una sucursal suya en el Guayas había amenazado de muerte a Villavicencio.

Sin tener ninguna prueba, el Presidente salió, de inmediato, a deslindar al CS de ese crimen y dijo que había que entender las acusaciones en el contexto electoral de ese país sudamericano.

Una vez que pasaron las elecciones, nuestro Presidente volvió a hacer hipótesis sobre la autoría del asesinato y sus móviles: enseñó gráficas y números para decir que el crimen había hecho caer a la candidata de izquierda y favorecido “a la derecha”, es decir al actual presidente Noboa.

Ahora culpa a Latinus del desgobierno que hay en Chiapas.

Y la escolta del Ejército que tiene la candidata (igual que la de oposición) de Morena, ¿dónde estaba? ¿Para qué sirve?

Así como la detuvieron, la humillaron tomándole fotos y filmándola, pudieron habérsela llevado e incluso algo todavía peor.

¿Dónde está la guardia de seguridad que tiene asignada?

¿Cómo es que los que acompañaron a Sheinbaum al mitin en Motozintla también los pararon y obligaron a identificarse?

¿Dónde está el gobierno?

El diario Reforma tiene un cronista enviado a cubrir la campaña de Sheinbaum, Jorge Ricardo, que escribió lo que sus ojos vieron luego del brevísimo mitin que ocurrió luego de que la candidata fuera retenida:

“Los pobladores sospechaban, bajaban la voz, le daban vueltas, evitaban hablar de los hombres con playeras negras, sobaqueras, capuchas militares y diseños de calaveras bajo las cachuchas, cachuchas con la imagen del narcotraficante Ismael el Mayo Zambada, que en la entrada al municipio rodeaban los autos, preguntaban la dirección, pedían credencial de elector, preguntaban ¿adónde?, ¿por qué?, ¿para qué? Y revisaban la cajuela de los autos”.

No hay Estado en la frontera sur.

Dejaron que los narcos se apoderaran de ella.

El mismo día en que la candidata fue retenida en Motozintla, un funcionario federal, Jenaro Villamil, posaba en la Ciudad de México con una playera de la iglesia de la Santa Muerte, con la imagen de un cráneo humano, y la leyenda: “Un verdadero hombre nunca habla mal de López Obrador?

De ninguna manera hago una relación entre un hecho y otro.

Lo relevante es la evidencia de que estamos a merced del narco, y que una secta de fanáticos e irresponsables tiene el mando político de la República.

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