Trópicos

Verano peligroso

El verano es ese periodo del año donde normalmente la gente vacaciona, viaja, gasta ahorros y por consiguiente mueve la económica mundial. Lamentablemente en este verano la realidad será muy distinta.

El autor es periodista mexicano especializado en asuntos internacionales

Nos encontramos en la mitad del año 2020 como pocas veces habíamos vivido cualquier otra: naufragamos en una economía global destrozada y una sociedad con miedo y desánimo que afronta su día a día en el confinamiento, entrampada en la crisis existencial de perder el empleo para salvar sus vidas.

El avance letal de Covid-19 se asienta en el continente americano y amenaza a África con su inevitable expansión; paralelamente en Asia y Europa se asoman nuevos brotes de contagios retrocediendo nuevamente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) no se anda con rodeos y nos dice "la pandemia continúa acelerándose", mientras superamos los nueve millones de contagios en todo el planeta.

El verano es ese periodo del año donde normalmente la gente vacaciona, viaja, gasta ahorros y por consiguiente mueve la económica mundial con gran intensidad. Los mejores climas en los cinco continentes llenan los cielos de aviones, las autopistas de coches, las vías de trenes. Y de esta forma, miles de ciudades en todo el mundo se activan para romper sus rutinas y el estrés. Las playas rebosantes de turistas, las terrazas llenas de sonrisas y música y las noches de fiestas interminables.

¡Hasta ahora!, lamentablemente en este verano la realidad será muy distinta. Por primera vez muchos viajeros vivirán el calor en casa. Sobran los motivos: unos por desempleo, otros por seguir en confinamiento y otros más, ante el temor de contagiarse en algún centro vacacional que comienza, tímidamente, a brindar sus servicios.

El secretario general de la Organización Mundial de Turismo (OMT), Zurab Pololikashvili, afirmó que "la caída repentina y masiva en el número de turistas amenaza a empleos y economías. Es vital que el reinicio del turismo sea una prioridad y se gestione de manera responsable". Por ello la coordinación entre las naciones va a ser fundamental para revertir la mala racha.

La OMT asegura que el peor mes de lo que va en este año fue abril, uno de los que más generan por la semana de Pascua. Registró una caída del 97 por ciento en llegadas internacionales al coincidir con el confinamiento en prácticamente todo el mundo, lo que asoló aeropuertos, estaciones y autopistas.

Dentro de los daños colaterales, las aerolíneas han sido fuertemente afectadas por la crisis y han obligado a varias a declararse en bancarrota, como las latinoamericanas Latam y Avianca; o a otras, a solicitar cuantiosos préstamos del Estado para subsistir, como la alemana Lufthansa. Pero también se han visto afectados hoteles, restaurantes, agencias de viajes y todo aquello que tenga que ver con el turismo, ya que son microeconomías que alimentan a las de todo el mundo, es decir, son esenciales para los seres humanos.

Por ello son estremecedores los datos que se han dado a conocer: entre enero y abril de 2020 las pérdidas por turismo internacional fueron de aproximadamente 195 mil millones de dólares en ingresos, según el organismo internacional. Por zonas geográficas, la que más estragos ha sufrido es Asia y Pacífico con una disminución turística del 51 por ciento; Europa con un –44, Oriente Medio con –40, América en un –36 y África en un –35 por ciento.

A estas pésimas cifras que anteceden el verano, debemos sumar que Alemania ha vuelto a cerrar gimnasios, bares y museos; Portugal volvió a confinar su capital, Lisboa. Mientras que en Corea del Sur e Irán, también se registran nuevos brotes de contagios por Covid-19, desactivando la posibilidad de viajar en las próximas semanas. Algo catastrófico si se hace expansivo a más países.

Ante este complejo contexto por posibles rebrotes, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, es categórico cuando afirma que "estamos en una fase nueva y peligrosa", ya que se están registrando más de 150 mil nuevos casos diarios en todo el mundo. Y más aún, no se puede dejar de observar con alarma lo que ocurre en América, donde más de dos tercios de los últimos fallecidos suceden ahí, en especial en Estados Unidos, Brasil y México, que son los países que más suman a esta triste estadística.

Al respecto, México también inicia un verano poco halagüeño. En abril, el turismo internacional se desplomó 78.5 por ciento, con caídas en los ingreso del 93.7 por ciento en comparación al mismo mes del año pasado. Es decir, hace un año llegaron a nuestro país aproximadamente 3.6 millones de viajeros, mientras que en abril pasado no se llegó ni a los 800 mil. Según estimaciones del gobierno federal, la industria turística mexicana se recuperará hasta 2023.

Para el gobierno federal, y en medio del baile del semáforo, su objetivo es construir un "nuevo turismo" a partir de priorizar en la "seguridad sanitaria, marketing y promoción, y fortalecimiento de la resiliencia en el sector". Falta ver cómo y cuándo se traducirán estos buenos deseos en hechos que reviertan la pérdida del empleo en esta industria que da trabajo a 11 millones de mexicanos.

De esta forma iniciamos este verano, con 48 centros turísticos en el mundo que han empezado "a aligerar las restricciones", mientras que en 141 destinos aún mantienen sus fronteras completamente cerradas al turismo internacional, según datos de la OMT. Sin duda un verano amargo, sin mar ni palmeras.

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