Solo él sabrá por qué decidió tomar ese riesgo, y cómo en el deporte el resultado condiciona gran parte del juicio, queda claro que el saldo de Ricardo Ferretti es negativo.
"Decisiones tácticas" argumentó cuando se le preguntó por qué había dejado a Gignac en la banca. Cuáles, no sabemos ni las conoceremos porque es posible que ni siquiera existan, y arrimarse a ese argumento por falso, hueco o cierto que resulte, es la salida más común cuando el entrenador no quiere hablar del tema.
Nadie, tampoco este servidor está para intentar aleccionar al Tuca, pero ante el radical cambio en Tigres con el francés y Aquino en el campo, por supuesto que cabe el señalamiento. Porque no se necesita un título de entrenador para pensar que si tu mejor jugador está disponible para jugar, hay que ponerlo, más aún cuando se trata de una final; más aún cuando el propio rival tiene sus debilidades cuando se trata de disputar un trofeo en casa; más aún cuando es el mejor delantero de México y, mucho más aún, cuando sí estuvo disponible para jugar ante Morelia y Puebla.
Derrotó el cálculo a la ambición y la especulación al deseo. Un nuevo fracaso internacional para Tigres.
Para Monterrey el triunfo representa mucho más que el reinado de Concacaf. Tantos capítulos negros en su nueva casa pueden comenzar a diluirse con esta conquista que trae como gran aderezo, sabor de revancha.
Representa una nueva oportunidad para trascender en el Mundial de Clubes como ningún equipo mexicano lo ha hecho; y aunque falta tiempo, el plantel permite ampliar horizontes en un torneo en el que el futbol mexicano ha quedado a deber.
Representa también la vuelta de Rodolfo Pizarro al nivel por el que se hizo figura y gran promesa de nuestro futbol. Para la directiva, tranquilidad y estabilidad, y aunque no hacía falta un trofeo para catalogar como serio el proyecto, bastante ayuda para confirmar que el camino recorrido es el adecuado.