Michael C Camunez

El cargo de embajador en México es vital para la seguridad y el comercio de Estados Unidos

 

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Los ataques sufridos en París y San Bernardino son un recordatorio de que debemos controlar las fronteras de Estados Unidos, incluida naturalmente la frontera de 3,200 kilómetros que compartimos con México. Los legisladores en Washington apoyan esta exigencia sólo de palabra, pero eso es todo. Si tomaran en serio la seguridad en la frontera, no tratarían la designación del embajador estadounidense en México como cualquier otro juego partidista.

La gestión eficaz de la frontera entre Estados Unidos y México no es simple.

No es una cuestión de levantar un muro, como algunos han pedido, sino de supervisar una compleja red de seguridad, agentes y preocupaciones comerciales que suman medio billón de dólares al año en comercio bilateral.

El truco es asegurar la frontera sin destruir una de las relaciones económicas más productivas del mundo.

Aunque los estadounidenses pueden suponer que los embajadores son sólo figuras simbólicas, ese no es el caso de nuestro representante en la Ciudad de México. La embajada de Estados Unidos coordina todo el aparato comercial y de seguridad nacional de nuestro gobierno emplazado en México. Cada una de nuestras agencias de seguridad - desde la Administración Antinarcóticos a la CIA - está representada en la embajada en la Ciudad de México, como también los departamentos de Agricultura, Comercio y Transporte, entre otros. La embajadora participa en la planificación conjunta binacional y otras reuniones de coordinación que afectan directamente la frontera. Ella también se conecta casi diariamente a las sesiones informativas de seguridad nacional en Washington. Han pasado seis meses desde que el presidente Barack Obama nominó a Roberta Jacobson, actual secretaria adjunta del Departamento de Estado para el Hemisferio Occidental, para fungir como embajadora en México. Jacobson, una funcionaria de carrera con amplia experiencia en la región y dominio del español, es una de las personas mejor cualificadas jamás postuladas para representar a Estados Unidos en México.

Sin embargo, su nominación ha quedado bloqueada, primero en el Comité de Relaciones Exteriores (que finalmente votó 12 a 7 para aprobar su nombramiento el mes pasado) y ahora en el Senado.

En su cargo actual, Jacobson fue una pieza clave en las difíciles negociaciones que llevaron a la normalización de las relaciones diplomáticas con Cuba. Y por seguir las directrices presidenciales en materia de política, se ha ganado la ira de los senadores Marco Rubio (republicano de Florida) y Ted Cruz (republicano de Texas), y otros más, que han congelado su nominación, impidiendo un simple voto mayoritario en el Senado.

La mayoría de los senadores y grupos empresariales, como la Cámara de Comercio de EU (poco partidaria de esta administración), apoyan la candidatura de Jacobson, lo que hace que sea aún más vergonzoso que un puñado de políticos obsesionados con Cuba puedan sabotearla (aún más importante) relación bilateral con México.

Retrasar de esta manera la votación envía un lamentable mensaje a los mexicanos, que Estados Unidos no valora ni prioriza su relación con ellos, un corolario oficial a toda la retórica ofensiva e irrespetuosa lanzada por los aspirantes presidenciales republicanos.

Desde la insultante tipificación de Donald Trump de los mexicanos como criminales y violadores hasta el respaldo de Ben Carson para proteger la frontera con más muros y vigilancia, el mensaje escuchado en México es claro: No los necesitamos. O incluso: Queremos prescindir de ustedes.

Los que abogan por construir un enorme muro y cerrar la frontera simplemente no lo entienden. La mayoría de los estadounidenses no se dan cuenta, pero México juega un papel extraordinariamente importante en nuestra economía. Es nuestro segundo mayor mercado de exportación y el principal mercado para 23 estados, incluyendo California, que vendió 25,400 millones de dólares en bienes a México tan sólo en 2014.

Pero México es mucho más que un destino para nuestras exportaciones: Es un socio manufacturero estratégico con quien fabricamos productos de alto valor como automóviles, electrónica y dispositivos médicos innovadores que se venden en todo el mundo. La integración de nuestras economías se refleja en la impresionante estadística de que más del 43% de todos los bienes que importamos de México contienen contenido estadounidense. Esto significa que vendemos a México muchísimos productos y bienes intermedios en el trayecto hacia la producción final, bienes hechos por estadounidenses en Estados Unidos.

Conforme México crece, también lo hace Estados Unidos, y viceversa.

La negativa del Senado para confirmar a Roberta Jacobson es un error garrafal de política exterior totalmente evitable. El hecho de que la culpa recaiga sobre dos principales candidatos a la presidencia es simplemente impactante. Cruz, es cierto, ha forjado su reputación despreciando al establishment; pero Rubio ha venido pregonando su pragmatismo y su experiencia en política exterior en la campaña electoral, mientras debilita la seguridad nacional del país al permitir que nuestra vital representación en Ciudad de México permanezca vacante.

Estos hombres deberían asumir su responsabilidad por su inexcusable demagogia en este asunto.

Michael C. Camuñez es CEO y director general de ManattJones Global Strategies, una firma consultora que ayuda a las empresas estadounidenses a invertir y hacer negocios en México. De 2010 a 2013 fue subsecretario de Comercio en Estados Unidos.

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