Respondida con visión exógena o mirada endógena, el planteamiento supone que puede haber algo que te saca del carril en el que transita tu desempeño óptimo o tu carrera profesional.
Dejemos de lado el objeto (la empresa) y concentrémonos en el sujeto. ¿Qué emoción te puede sacar de la serenidad? Medítalo sobre ti mismo o sobre cualquiera de los individuos de tu equipo directivo. ¿El miedo? ¿La irritabilidad? ¿Una proclividad a la agresividad? O en su caso, ¿la ansiedad o los nervios frente a lo desconocido?
En el Hack #2 sobre Equipos de Alto Desempeño del libro la Navaja Suiza del Liderazgo, el autor Pedro Padierna Bartning reflexiona frente a los directivos: hay que “brindar refuerzo positivo a las capacidades de la gente, haciendo que cada individuo sea más y más consciente de sus ventajas y, sobre todo, de aquellas ideas, actitudes y conductas que le hacen descarrilar”.
¿Cómo atenuar los descarrilamientos en la gestión de equipos con altos niveles de exigencia? Aquí tres de mis reflexiones al avanzar en la lectura de ese texto:
1) Hay que descubrir el botón de ignición.- Hay un algo que te hace brincar. Cierta forma que bota el tapón. Una situación que te descompone. Cada cual sabrá si lo comprende de fondo o simplemente lo vive de manera incuestionada en su realidad.
Con capacidad analítica o a base de errores y malpasos, los individuos vamos identificando esos ‘algos’ que nos pueden sacar de balance. Descubrirlos es el punto de partida de la autocontención y control.
2) Aprendamos a interactuar con los sentidos conectados.- Con todos. En máximos para escuchar al de enfrente al tiempo en que nos escuchamos a nosotros mismos. Para observar el movimiento corporal, siendo plenamente conscientes del nuestro. Y así en el habla, en los movimientos intencionados, en las reacciones y más.
Somos lo que proyectamos. Y si bien nunca podremos controlar la reacción de quien tenemos en frente, sí podemos llegar a dominar la forma en que nuestro ser reacciona o se expresa.
3) Un error no aniquila todo pero sí afecta.- No hay personas impolutas, ni libres de momentos inconvenientes. Lo que sí hay es personas a las que no les importa la consecuencia.
Todos llegamos al mundo empresarial con un set de sensibilidades que no podemos regresar, pero que sí podemos pulir y aprender a usar para perfeccionar nuestra actividad productiva y, ante el error, corregir o atenuar.
Deben existir humanos que gozan de un pleno dominio de sus emociones y que llegaron temprano a la repartición de paciencia y templanza. Los más, sin embargo, tenemos algo que nos provoca una reacción más que proporcional o descontrolada a determinados asuntos, dichos o actitudes.
Y se entiende que frente a un incidente de enorme trascendencia y extrema novedad tu ser pueda arrojar una reacción insospechada. Lo que difícilmente se justifica en una organización es que, frente a la cotidianidad operativa --aun en momentos de alta complejidad o presión-- tu conducta descarrile posibilidades valiosas en lugar de contribuir a la gestión productiva.
Bien lo sintetiza Padierna en su texto: “el liderazgo habrá de potencial habilidades y ayudar a los colaboradores a identificar y gestionar emociones y comportamientos que puedan poner en peligro su desempeño”. Y coincido. Mucho parte de identificar qué es aquello que nos puede emocionalmente descarrilar.
La AMSAC la saca del parque en Cananea
En un terreno con carpas de primer nivel alojando stands comerciales, centro de negocio, escenarios para conferencias y oferta de alimentos, la Asociación de Mineros de Sonora, A.C. desarrolló el 3 y 4 de abril pasados la 5ª edición de ExpoCananea con centenas de asistentes en modo conectar.
La lejanía y el limitadísimo inventario de cuartos de hotel que el destino ofrece, no resultaron limitante para que proveedores, técnicos y directivos interactuaran en pasillos llenos. Y al margen del ánimo de negocios, los asistentes pudimos palpar un esfuerzo real para proyectar el sector en la comunidad y la opinión pública del Estado. ¡Aplauso!