Gestión de Negocios

Del ‘haz como digo’ al ‘decide e informa’ hay un enorme trecho

Dejar hacer, confiar y delegar no es un acto espontáneo, sino la consecuencia de una forma de organizar el esfuerzo colectivo

Dejar hacer. Confiar. Delegar. Tres actos tan necesarios como complejos para quien pretende migrar de ser el ejecutor único al director de un equipo que entrega resultados productivos.

Incluso teniendo una selección inmejorable de colaboradores dedicados, las posibilidades de despliegue tienden a gravitar entre dos fuerzas: en quien dirige, la eficacia y precisión para dar instrucciones; y en quien es instruido, la habilidad para llevar a cabo tareas en contextos de presión distintos.

Por virtud de la posibilidad para pensar cosas distintas y resolver de manera diferente, esas dos fuerzas tenderán a desalinearse constantemente. Y ello obliga a que, en función de la estrategia de la empresa, quien dirige necesite ser preciso en su intencionalidad al dar norte para cualquier asunto.

¿Cuáles son los niveles de instrucción general que suelen usarse en toda organización? Aquí tres para la reflexión directiva:

1) Haz como digo.- En la cultura latina, es recomendable cuidar el tono y suavizarla con un ‘por favor’. Es el imperativo básico. La expresión sintética de la expectativa de que sigan ciertas instrucciones exactamente como fueron dadas. Inusual en niveles altos, pero útil en muchos momentos.

Este nivel supone que, quien instruye, ya revisó las opciones disponibles y ya decidió el mejor curso de acción posible en las circunstancias prevalecientes. Con algunas excepciones, no hay necesidad de alterar o ajustar ni el plan, ni las tareas encomendadas.

2) Estudia opciones y recomiéndame la óptima.- Asume que se está frente a quien puede idear, ponderar y cuantificar el impacto o costo de las distintas opciones para ejecutar algo o resolver un asunto, dentro de los parámetros de tiempo que la circunstancia ofrece.

Adquiere un nivel superior, cuando el colaborador es capaz de ordenar la viabilidad o conveniencia de la opcionalidad real existente y recomendar la alternativa óptima al caso para que la decisión a tomar por un tercero resulte eficiente.

3) Decide e informa cuando sea oportuno.- Es el nivel de delegación real de los asuntos. Sencillos o complejos, el colaborador tiene la capacidad para nutrir la opcionalidad a partir de lo que tenga al alcance y, después de ‘x’ análisis, tiene la responsabilidad de decidir el curso de acción oportunamente.

Crece de talla gerencial al nivel de alta dirección, en la medida en que no sólo se deciden asuntos de infinita mayor trascendencia para la corporación, sino que se tiene el pulso para monitorear la evolución y el criterio de reporte asertivo para las distintas partes interesadas de la organización.

Nótese que estos niveles están descritos en singular, pero son extrapolables a equipos o grupos que requieren actuar colectivamente. Y sí. Existen niveles intermedios, en función del desarrollo progresivo de la experiencia de los involucrados.

Dicen los que saben, que dejar hacer, confiar y delegar no es un acto espontáneo, sino la consecuencia de una forma de organizar el esfuerzo colectivo y el quehacer individual. Y tienen razón. Como también la tenía mi abuela la refranera cuando decía, Candiani, “del ‘haz como te digo’ al ‘decide e informa’ hay un enorme trecho… y algo de confiabilidad”.

Y esta semana, Expo Mueble Internacional 2025

Hay ferias empresariales grandes en México y esta. La Asociación de Fabricantes de Muebles de Jalisco, A.C. organiza (apunte bien) 70 mil metros cuadrados de exhibición en ExpoGuadalajara, con una variedad enorme de fabricantes y proveedores de la muy potente industria del mueble y la decoración en el país.

Me anima estar afinando notas para la conferencia que impartiré por allá el próximo jueves 20: Los Desafíos del Empresario Estratégicamente Optimista: ¿qué del entorno nos debe preocupar y qué nos debe ocupar ¡Ahí nos vemos!

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