Hay pocos argumentos electorales tan rentables para Donald Trump como la construcción del muro. Lo sabe él, los saben sus asesores y lo reflejan las encuestas que consultan a sus seguidores. El muro es un hit de campaña -lo fue en 2016 y lo sigue siendo en este 2020- en que el presidente Trump pretende reelegirse.
Por ello libró épicas batallas en los últimos tres años frente al Congreso para obtener los fondos necesarios en la construcción de la muralla fronteriza. Miles de millones de dólares (de 6 a 8) eran necesarios para extender el famoso muro de la ignominia.
El Congreso nunca se los dio y el presidente, bajo argumentos insulsos de seguridad nacional, utilizó facultades ejecutivas para reasignar fondos destinados a la defensa y las Fuerzas Armadas, para la construcción del muro.
Es una obra simbólica que a sus electores y simpatizantes les transmite la idea sólida de que Trump cumple. En los hechos no es así, porque prometió más de mil 600 kilómetros de muro nuevo, y llegaremos a este noviembre y su cita electoral con apenas 300 en proceso de construcción no terminado todavía.
Ahora sabemos que había un negocio por detrás. Steve Bannon, el exasesor en materia de propaganda y plataforma electoral y presidente de su campaña electoral en 2016, quien acompañó a Trump hasta la Casa Blanca y permaneció como asesor del presidente hasta 2019, cuando fue retirado, el señor Bannon fue acusado ayer lunes en una corte de distrito por fraude.
Resulta que Bannon, ideólogo de cabecera de Trump –junto al otro impresentable de Roger Stone, ambos ultraderechistas y supremacistas blancos– creó un sitio de recaudación de fondos en línea para construir el muro. Ante las negativas del Congreso y su salida de la administración, consideró una idea rentable levantar dólares con esa premisa, que, por cierto, Trump seguía y sigue defendiendo hasta la fecha. Incluso, recientemente afirmó que la vieja promesa de que sería México quien pagaría por el muro, vendría del cobro de peaje a quienes cruzaran la frontera.
El tema es que el sitio 'We Build the Wall' –Nosotros construimos el muro– recaudó cientos de miles de dólares, incluso millones, según reportes preliminares.
Los cargos presentados ayer contra Bannon y otras tres personas (Brian Kolfage, Andrew Badolato, Timothy Shea) consisten en conspiración para cometer fraude, y conspiración para realizar actividades de lavado de dinero. Bannon y sus compinches, según la Fiscalía, utilizaron esos recursos para su uso personal, gastos individuales, defraudando a miles de donantes quienes entregaron sus fondos para la construcción del muro.
En la primera audiencia, celebrada este lunes a distancia, Bannon y sus socios se declararon inocentes, y contratacaron al demandar al gobierno por modificar las reglas de donación en línea.
Bannon se ha hecho célebre después de su paso por el gobierno y su frecuente alegato de mantener una estrecha relación con Trump –que la Casa Blanca no ha reconocido– de ser el autor intelectual de la victoria electoral en 2016, de construir la más exitosa plataforma para un candidato que llevó a Trump a convertirse en presidente.
Después de su salida se dedicó a dictar algunas conferencias a nivel internacional y a ofrecer sus servicios a jefes de gobierno de otras naciones. Se dice que Boris Johnson lo contrató como asesor.
Hoy se suma a la larga lista de colaboradores cercanos a Donald Trump que tienen problemas con la justicia: juicios en proceso, acusaciones pendientes, investigaciones en curso. Ahí está el perdonado por el presidente, Roger Stone, o su exabogado Michael Cohen, o el exasesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn.
Trump es un político tóxico, que contamina todo lo que toca. Muy probablemente algunos de sus colaboradores actuales serán llamados por la justicia en el futuro, a rendir cuentas por las tramas de escándalos internacionales: el asunto de la intervención rusa en las elecciones anteriores, las órdenes a distintos embajadores para cumplir caprichos personales de Trump como el de Gran Bretaña en referencia al campo de Golf, o la exembajadora ante Ucrania a quien se le giraron instrucciones para presionar el gobierno local de inculpar al hijo de Joe Biden y manchar así su campaña presidencial.
En esa lista figurarán, sin duda, el propio Mike Pompeo, aún secretario de Estado, y el fiscal general, William Barr, pero la lista es mucho más extensa.