Juan Pablo Castañón es empresario, expresidente de Coparmex y del Consejo Coordinador Empresarial.
Vivimos un momento muy trascendente para nuestra patria. Al menos en los últimos 100 años no habíamos enfrentado, en materia de salud, algo tan serio como ahora.
Los empresarios siempre hemos respondido con decisión y generosidad, no por defender intereses económicos sino por responsabilidad ante el "bien común".
Tenemos que brindar luz y camino para la sociedad; debemos dar respuesta a un llamado supremo.
Ofrezcamos orientación a las empresas pequeñas y micro sobre las mejores prácticas para cuidar a nuestros trabajadores y así, proteger a la sociedad.
No perdamos tiempo afligiéndonos o inmovilizados por el asombro, lamentando descubrir dónde estamos parados, pues con o sin acciones del Gobierno, es nuestro deber como empresarios responder a México.
Son tiempos de solidaridad.
Desde la base de nuestras organizaciones empresariales apoyemos a las micro y pequeñas empresas dándoles orientación.
Los que podamos démosles chamba y paguemos las facturas pendientes. También podremos darles asesoría para resolver sus problemas inmediatos en temas referentes a cómo manejar la relación con sus empleados.
Es recomendable que hagan un acuerdo de menos horas de trabajo y quizá hacer turnos.
Las buenas prácticas de sanidad como lavar las manos y el uso irrestricto de mascarillas, independientemente de si sirven o no, son una acción de concientización hacia el menor contagio posible: si me proteges tú, te protejo yo.
Este es un momento de tomar el liderazgo ante la inacción. Será un gran esfuerzo, pero nos corresponde hacerlo por nuestra gente, sus familias y nuestro México al que nos debemos. No es cuestión de dinero sino de humanismo, que parece estar ausente.
Nos corresponde agradecer y apreciar la vocación y gran esfuerzo de los médicos, enfermeras, camilleros y personal de los hospitales, por su gran generosidad y vocación de servicio.
Nuestro reconocimiento a los miembros de las instituciones de seguridad que están en las calles y cuya salud debe ser garantizada con todo lo que corresponda, para que sigan trabajando por nosotros.
No es tiempo de utilidades y ganancias, es tiempo de responsabilidad y nos corresponde actuar solidariamente con nuestra gente dando un testimonio responsable para preservar los empleos.
Es momento de ofrecer a la comunidad nuestras bodegas o instalaciones mientras dura la emergencia, para convertirlas en albergues para los pobres y la gente vulnerable de ser contaminada.
Utilizarlas como un espacio de atención de primera respuesta, como paso previo a ser atendidos por los hospitales especializados.
A final de cuentas la solidaridad trae sus recompensas, pues al ayudar a otros que hoy están en posición vulnerable, estaremos protegiendo el futuro de nuestras familias y de nuestro México.