La próxima vez que vayan a llenar el tanque de la gasolina busquen unos largos tubos que apuntan al cielo, como del ancho de un brazo y generalmente de colores verde y rojo, como la Magna y la Premium.
Por ahí escapan indebidamente los gases del combustible guardado bajo tierra, estos gases hacen más daño que el bióxido de carbono, pero a los humanos nos ha dado por culpar a las vacas por el calentamiento global, con lo que desviamos la responsabilidad más grande.
El ganado sí arroja gases dañinos al ambiente por la vía de sus rectos, también los humanos.
Pero el mayor problema no es ése, sino el hecho de que la mayor parte de la gente vive en ciudades de escasos árboles, y como la mayoría de las reses confinados en espacios relativamente pequeños sin vegetación, en donde solo comen y defecan.
Gregorio Cabrera Bernat simplemente puso a trabajar plantas y animales juntos en Chiapas y el negocio creció. Todo, en un efecto de beneficio neto para el planeta.
Es ganadero de origen tabasqueño y chiapaneco, "chiapasqueño", dice él. Presidió varias asociaciones regionales del gremio, es socio de la productora de alimento Agroinvic y acaba de presentar un libro cuyo título pudo ser más sexy: Ganadería de precisión, se llama, y su autoría la comparte con Victor Manuel Basurto Kuba, un veterinario por la UNAM doctorado por la Universidad de Illinois.
El texto es contestatario: "Utilizando los métodos de movimiento racional del ganado en pastoreo, será un medio para sanar el medio ambiente, ya que solo el ganado puede revertir la desertificación y además provocar la captura de carbono que la planta necesita para vivir".
En términos simples, su técnica trata de alimentar el suelo para que genere pastos ricos en nutrientes que consumen, además, bióxido de carbono.
Lo lleva a cabo en terrenos en los que los animales son movidos en ciclos en los que una vez terminado el alimento en una zona que ya orinaron y llenaron de excremento después de días, son movidos al terreno vecino en el que repiten la operación avanzando cada vez, hasta regresar al primer terreno, y todo vuelve a comenzar.
Los animales se alimentan de las plantas que a su vez consumen los desechos convertidos en alimento por hongos naturales del subsuelo que les ayudan a procesar minerales y aprovechan el bióxido de carbono generado por el ganado, en un sistema sustentable.
Es una lógica defendida por André Voisin, un bioquímico francés fallecido en 1964, autor de la teoría del pastoreo racional, que cobra auge ante la urgencia de detener el calentamiento global y aumentar la productividad y rentabilidad de las empresas alimenticias.
Cabrera Bernat advierte que su producción de carne se elevó considerablemente al efectuar este tipo de alimentación.
Asegura que sus animales generan de tres a cuatro toneladas de bióxido de carbono por hectárea en donde las plantas capturan de 14 a 20 toneladas del mismo compuesto, lo que beneficia en términos netos al medio ambiente.
La lógica de este empresario destaca que los sistemas de finales del siglo pasado deterioran el suelo, rompiendo su eficiencia natural.
"Los herbicidas, pesticidas y fungicidas ampliamente utilizados hoy en día en la agricultura aniquilan muchos de estos microorganismos del subsuelo", advierten Cabrera y Basurto en su texto.
El libro también desmiente la versión de que solo el sistema de herbicidas y pesticidas permitirá alimentar a 9 mil millones de personas que habrá en el mundo hacia la mitad de este siglo.
El Consejo Nacional Agropecuario que preside Bosco de la Vega ya le puso atención por la vía de Nerio Torres, quien representa al gremio en Yucatán. Atención.