En días de cero crecimiento, hay una sola actividad de negocios que cumple con dos cualidades: crecer mejor que el año pasado y hacerlo a una tasa razonablemente alta.
Es la que practica gente como Alberto Garza Santos. Él y su equipo de PASA o Promotora Ambiental (PASA) recogen todos los días la basura en Monterrey por medio de camiones de esta empresa que cotiza en la Bolsa.
Los datos del PIB revelados por el Inegi la semana pasada pueden 'deshebrarse' y entrar en detalle.
A tasa anual, la actividad de los 'Servicios de apoyo a los negocios y manejo de residuos y desechos, y servicios de remediación' crecieron 5.8 por ciento en el segundo trimestre de 2019 comparados con el mismo lapso del año pasado.
Solo PASA cobró mil 233 millones de pesos en ese segundo trimestre, 6.7 por ciento más que el año pasado, de acuerdo con datos recopilados por Bloomberg.
La actividad de hoteles y restaurantes o 'Servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas', también creció un poco mejor que el año pasado, pero a una tasa de apenas 2.1 por ciento.
Todo lo demás desafortunadamente desaceleró o de plano cayó este año.
Algunos sectores desconciertan. Existe en el interés del gobierno de Andrés Manuel López Obrador la intención de empujar la producción petrolera y con frecuencia su equipo de Pemex busca datos para mostrar que tiene éxito en la encomienda.
¿Pero cómo explicar entonces una caída de 9.2 por ciento en el producto interno bruto de la actividad petrolera? Es aún mayor que la baja de 3.3 por ciento del año pasado cuando abrumaba a Pemex el abandono por parte del entonces presidente Enrique Peña Nieto.
Aparte, la 'Generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final', que es definitivamente una labor de CFE, apenas creció 0.7 por ciento. El año pasado, al 4.2 por ciento.
La energía eléctrica es un buen detector de actividad. Cuando las cosas van bien, la gente prende máquinas y focos. Ocurre lo contrario cuando no hay buenas señales.
Ojalá que el presidente crea que la intención de esta columna es la de ayudar, un poco más que la de quienes le ofrecen datos para endulzarle el oído.
El viernes supo que la economía mexicana no creció al 0.1 por ciento en el segundo trimestre del año, sino que se estancó en cero por ciento y comentó: "Ahora se está creciendo y hay más y mejor distribución del ingreso. Abajo, la gente tiene más capacidad de compra, más poder adquisitivo, la mayoría de los mexicanos".
Puede ser, pero no está claro qué están comprando. Los dueños de 'changarros' involucrados en el consumo al menudeo apenas crecieron 2.1 por ciento hasta junio de este año, incomparable con el 5.4 por ciento de 2018.
Tal vez ahora están comprando en el OXXO, empresa encabezada por FEMSA, de José Antonio Fernández Carbajal, que sí mostró, a diferencia del resto, un alza de 6.8 por ciento en sus ventas al segundo trimestre de 2019.
Para los demás comerciantes el asunto es tan serio, que los mayoristas que les venden a estos sufrieron una caída económica de 4 por ciento en el segundo trimestre, en promedio, según el Inegi.
La cosa se complica en parte por la circunstancia de burócratas que ahora tienen menos dinero.
Las 'Actividades legislativas, gubernamentales, de impartición de justicia y de organismos internacionales y extraterritoriales', enfrentaron también un bajón de 3.8 por ciento en su actividad económica.
Una de las frases favoritas del presidente de acuerdo con su equipo cercano es una parecida a la siguiente: "un problema bien analizado es un problema medio resuelto".
La economía en casi todos los sectores desacelera o se contrae. No es culpa del presidente cuando la 4T apenas inicia, pero es responsabilidad de él y del resto darle la vuelta.
Marginemos a los corruptos. Los inversionistas mexicanos de buena fe requieren señales presidenciales contundentes para abrir empresas, crecer y crear empleos. Sonrisas mutuas en encuentros públicos ya no bastan.