La Nota Dura

El éxito no es la vacuna

1 de cada cuatro mexicanos no quiere vacunarse, y poco le importan las millones de dosis que vienen en camino, señala Javier Risco.

El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, declaró que con la presentación del plan de vacunación, que empieza en diciembre de 2020 y termina en marzo de 2022, se puede decir "misión cumplida"; sin embargo, quedan tantos retos, que habría que aclarar a qué misión se refiere y si efectivamente se ganó una batalla, pero estamos lejos de ganar la guerra contra el coronavirus. Si la misión era firmar acuerdos de compra con varias farmacéuticas, podemos decir que sí, efectivamente existen algunos compromisos; pero si la misión es que ya estén las vacunas en nuestro país, que se tenga el cálculo exacto de vacunas distribuidas, o que los médicos que están en la primera línea contra el virus ya estén vacunados, pues vaya que queda un tramo largo todavía para la misión más ambiciosa.

En este ánimo triunfalista quedan todavía varios retos; sin embargo, me quiero detener en el que más me ha preocupado después de ver algunos comentarios de radioescuchas, televidentes y tuiteros. Pese a contar con una vacuna, muchos NO están dispuestos a vacunarse, de acuerdo con la más reciente encuesta publicada por el diario Reforma, ante la pregunta "Cuando esté lista la vacuna contra el coronavirus, ¿estaría dispuesto a vacunarse o no?", 25% de los encuestados respondió que "NO" –68% que sí–; así es, 1 de cada cuatro mexicanos no quiere vacunarse, y poco le importan las millones de dosis que vienen en camino.

Ante este panorama urge leer a los expertos, hace unos días el periodista especializado en ciencia del diario El País, Javier Sampedro justo se preguntaba en su columna "De qué duda la gente que duda", y señalaba la causa de la seguridad como la principal resistencia de los remisos a las vacunas, y la responde rápido, "las tres primeras vacunas en llegar a la meta (Pfizer, Moderna y Astrazeneca) han batido todos los récords históricos de velocidad, y consideran eso un riesgo para su salud. Y el caso es que es cierto que la comunidad científica tiene aún reservas, pero ninguna de ellas se refiere a la seguridad del producto"; otra duda legítima que responde es la efectividad de la vacuna, y así ataja el problema "Estarás protegido un tiempo en lugar de no estarlo en absoluto, y lo peor que te podría pasar es tener que vacunarte otra vez. Ojalá todos los peligros fueran como ese". Pero una columna no alcanza para llegar a millones de personas, la voz de uno, es más, de una comunidad de científicos sin los altavoces necesarios, no alcanzará a permear en toda la sociedad. Es por eso que urgen políticas públicas enfocadas no sólo en la distribución de la vacuna sino también en el convencimiento de la población. En este punto, la profesora del CIDE, la Dra. Ana Laura Martínez, ha sido contundente ante la percepción de un "peligro", las autoridades deben combatir la desinformación y lograr transmitir mensajes apegados a la evidencia científica, "en tiempos de crisis, la verdad es un bien público, pero la forma de comunicarla es la clave para motivar las acciones necesarias para alcanzar el bienestar social", combatir el sentimiento de riesgo, ojalá se logre convencer, ojalá se destierre el ejercicio de comunicación del uso del cubrebocas donde las autoridades dieron un mensaje verdaderamente patético, incapaces de decirle al Ejecutivo "úsalo e invita a usarlo", todos los que lo rodeaban hicieron malabares argumentativos para quedar bien con el Presidente; insisto, ojalá que ahora el mensaje sea simple y claro invitando a la población a vacunarse, el éxito no es la vacuna, es que la población la use, una misión hasta el momento, en el aire.

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