POR Enrique Pérez Sámano
¿Qué es un salario razonable? ¿108 mil pesos? ¿Por qué no 90 mil o 110 mil? ¿Qué tal 75 mil?¿Es justo para el Presidente?, ¿con base en qué? Si lo comparamos con el salario promedio de los mexicanos es alto. Si lo hacemos con relación al mercado privado es bajo. Si lo pensamos en función de su responsabilidad, primero habría que dimensionarla, si lo comparamos con los salarios de otros mandatarios de economías similares, probablemente encontremos una gran dispersión. Entonces, ¿en función de qué decidir?
Los salarios de la alta burocracia han generado gran cantidad de opiniones. La gran mayoría coincide en que los sueldos y compensaciones de los servidores públicos parecen ser elevados, pero también en que se requiere contar con personas debidamente preparadas para enfrentar los retos que encara el país.
En opinión del Comité Técnico Nacional de Capital Humano del IMEF, la determinación de los salarios del personal, independientemente si es sector público o privado, depende de tres aspectos: i) las responsabilidades que se tienen que satisfacer y, por lo tanto, qué capacidades se requieren; ii) ¿a cuánto ascienden las remuneraciones de dichas capacidades en el mercado?; iii) ¿cuánto dinero se tiene disponible para pagar la definición de la responsabilidad y las capacidades requeridas?
Dimensionar la responsabilidad del servicio público de mando no deja de ser complicado. A diferencia del sector privado, las consecuencias de sus decisiones se manifiestan hacia afuera de las instituciones; impactan a la sociedad a la que sirve; por lo mismo, el horizonte de tiempo que afectan tiende a ser mayor.
La trascendencia de sus decisiones es también de otra índole. Mientras que las de un directivo privado afectan a su marca o empresa, las del servidor público y las del jefe del Poder Ejecutivo afectan a todo un país. Por ello, el jefe del Ejecutivo tiene un ámbito de responsabilidad mayor que el de casi cualquier directivo o empresario, aún y cuando es acotado en su actuar por los otros poderes y es soportado en su desarrollo por especialistas de muy diversas ramas para intentar tomar las decisiones apropiadas.
Lo mismo puede decirse de los puestos en los siguientes niveles de mando. Son responsabilidades de gran trascendencia y exigen del ocupante no solamente capacidad técnica sino de administración, visión y capacidad de interlocución y negociación. Todos estos criterios son susceptibles de ser dimensionados de manera que permitan, por ejemplo, establecer las distancias de responsabilidad entre los niveles de la estructura de organización.
Por su propia naturaleza, el mercado salarial donde se desenvuelven los servidores públicos es singular. La gran mayoría de los funcionarios hacen carrera dentro del sector público. Inician en posiciones de enlace o jefaturas de departamento y van ascendiendo dentro de las estructuras. No obstante, conforme las demandas de especialización lo han requerido, se ha hecho necesario identificar y atraer talento externo principalmente en aquellas instituciones o dependencias más cercanas a la iniciativa privada, como el sector financiero, el de telecomunicaciones o recientemente el de energía.
Por lo anterior, para el IMEF es importante determinar los niveles de pago de los servidores públicos con base en el mercado salarial y la pregunta que surge es ¿cuál mercado? ¿el de todos los profesionistas de México? Según el comparativo de carreras del IMCO existen cerca de 100 mil profesionales de la economía ganando en promedio 12 mil pesos mensuales, sin embargo, cualquier estudio de compensación de ejecutivos del sector privado indicaría sueldos muy superiores a esas cantidades.
La cuestión entonces es determinar el nivel de talento que se requiere antes de fijar los sueldos. No hay mejor forma de hacerlo que estableciendo primero los retos y responsabilidades a satisfacer. Con independencia de los niveles de pago actuales, es un hecho que la sociedad mexicana está demandando un mejor desempeño de la administración pública. En diversas áreas es evidente el rezago. Los retos por satisfacer no son sencillos Este solo hecho es un claro indicador para buscar personas con amplias capacidades técnicas y de gestión al interior de las dependencias y organismos oficiales. Dichas personas demandarán salarios que en alguna medida se equiparen con lo que podrían devengar en el mercado privado.
Ahora bien, en virtud de que el problema es presupuestal y de que el monto de la nómina es el resultado de lo que se paga multiplicado por el número de personas, más que reducir salarios en forma un tanto arbitraria y correr el riesgo de perder personal valioso, es recomendable revisar las estructuras organizacionales y ajustarlas al propósito de cada institución y al mismo tiempo definir una política salarial integral que obedezca a la mejor combinación de capacidades requeridas y posibilidades de pago.
*Presidente del Comité Técnico Nacional de Capital Humano IMEF.
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