Socio Líder de Servicios Financieros de KPMG en México

6 tendencias de la banca y los mercados de capitales

La banca y los mercados de capitales están acelerando el uso de la tecnología para ser más relevantes y responder a las preferencias de los clientes en un mundo pos-Covid.

A lo largo de la pandemia el sector de la banca y los mercados de capitales han desempeñado un papel fundamental de cara a la sobrevivencia y la recuperación. Las instituciones financieras han sido clave para la rápida ejecución de los planes de continuidad de las empresas al brindarles programas de apoyo, lo cual permitió que tanto organizaciones como individuos accedieran a la liquidez y administraran sus finanzas, al tiempo que hacían cambios profundos en su forma de trabajar.

Además, los servicios bancarios desempeñan un papel clave en la estimulación de las economías, y seguirán siendo un requisito para que éstas funcionen. Dicho papel será cada vez más relevante a medida que las restricciones de movilidad disminuyan o desaparezcan.

Banca y mercados de capitales hacia la nueva realidad

Debido a las regulaciones derivadas de la crisis financiera de 2008 (como el Dodd-Frank Act, emitido en 2010), la mayoría de las instituciones financieras cuentan con niveles de capital saludables, y se espera que superen relativamente bien la pandemia, a pesar de tener que aprovechar al máximo las reducciones de liquidez, en algunos casos.

Todo apunta a que la industria está en fase de resiliencia, y que el Covid-19 impactará sus resultados en el corto plazo debido a factores adversos como las bajas tasas de interés y las mayores pérdidas de crédito previstas por la creciente interrupción del negocio y los niveles de desempleo.

Se espera que la entrada a la fase de recuperación se produzca a medida que los mercados y las empresas vuelvan a abrirse a los negocios, y que la industria se adapte a nuevas formas de trabajar.

Pero ¿qué le espera en el futuro al sector? Existen seis principales tendencias:

1. Nuevos canales de distribución.

La mayoría de las instituciones financieras ha realizado un cambio significativo en el trabajo y la distribución por medios digitales. Los canales y servicios habilitados para la tecnología son más importantes que nunca, al igual que contrarrestar los crecientes riesgos cibernéticos. Las organizaciones tendrán que replantear sus productos y servicios, pues los clientes valoran un mayor grado de autoservicio, así como una mejor funcionalidad, disponibilidad y cumplimiento de los productos. El cambio de hábitos del consumidor detonado durante la crisis sanitaria continuará, por lo que la banca deberá enfocarse en crear experiencias digitales seguras.

2. Transición a una economía digital.

La banca y los mercados de capitales están acelerando su uso de la tecnología para ser más relevantes y responder a las preferencias de los clientes en un mundo pos-Covid-19. Operar en dominios virtuales y físicos sin problema alguno es parte de la nueva normalidad. Esto implica aprovechar el potencial que ofrecen nuevos mecanismos de pago electrónico, monedas digitales y pagos sin contacto, a medida que el uso de transacciones en efectivo disminuye. Será de utilidad definir las estrategias en torno a la intermediación de proveedores de servicios habilitados para la tecnología, incluidas las asociaciones para tal fin, cuya tendencia es al alza.

3. Se reinventan las prioridades de costos y surgen nuevos modelos operativos.

Los gastos operativos probablemente recibirán mayor atención. Muchas instituciones financieras buscarán reducir los costos al tiempo que sientan las bases para su crecimiento. La tecnología será fundamental para lograrlo, mediante un mayor uso de la inteligencia artificial (IA), el aprendizaje automático y las capacidades en la nube. También podría darse un aumento en el aprovechamiento de nuevos modelos operativos, como los servicios públicos (propiedad de consorcios o terceros) o modelos de servicios gestionados que no comprometan la resiliencia operativa.

4. Gestión de riesgos, cumplimiento y resiliencia.

Se anticipa una mejoría en las consideraciones regulatorias y de riesgo (como ciberseguridad, vigilancia a los comerciantes, identidades digitales, cambios contables), de modo que los bancos requieren pasar de un enfoque reactivo a uno de prevención. Los accionistas y reguladores tendrán que estar seguros de que las hojas de ruta para la recuperación crean resiliencia operativa y mantienen el suministro de servicios empresariales a pesar de posibles incidentes. En resumen, las consideraciones regulatorias y de riesgo adicionales requerirán que las organizaciones renueven sus controles y modelos operativos.

5. Gestión y desarrollo de la fuerza de trabajo.

Las instituciones financieras deben evaluar lo que ha funcionado del home office e identificar la combinación óptima para el modelo operativo futuro, así como evaluar el propósito y el uso de los espacios corporativos. En esta nueva etapa, será primordial garantizar la resiliencia y, para lograrlo, será importante mantener y aumentar la automatización de actividades laborales. Asimismo, desarrollar nuevos enfoques para la atracción de nuevo talento, así como para la retención, capacitación y desarrollo de nuevas capacidades en los colaboradores será un factor crucial para configurar la fuerza laboral del futuro.

6. Enfoque en el propósito de la empresa y los factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG).

La contingencia sanitaria ha puesto de relieve la importancia crítica de los valores y el propósito corporativo, así como la agenda ambiental, social y de gobernanza (ASG). Los clientes, inversionistas y partes interesadas querrán conocer cada vez más la cultura, los valores y la misión de la empresa; no sólo su fortaleza financiera. Preocupaciones ambientales y de sostenibilidad, ética, gobernanza, responsabilidad social e inclusión serán temas críticos que no sólo las instituciones financieras sino también gobiernos y ciudadanos observarán en la nueva realidad.

Hacia la recuperación

El sector de la banca y los mercados de capitales es una parte crítica del ecosistema de las economías, ya que proporcionan liquidez y estabilidad monetaria. Las instituciones financieras seguirán operando durante toda la pandemia, aunque la gran mayoría mantendrán el home office.

La incertidumbre se mantiene en torno a quiénes lograrán una mejor recuperación en diferentes regiones y países; el resultado puede depender de las estrategias individuales que persigan (ventas, fusiones, desinversiones, entre otras).

Las líneas de negocios dentro de la banca y mercados de capitales pueden recuperarse a diferentes tasas (por ejemplo, el consumo comparado con la banca de inversión) pero, en general, el sector se recuperará cuando el empleo vuelva a los niveles anteriores al Covid-19 y los consumidores comiencen a adquirir nuevos hogares, automóviles, a viajar, y mantengan niveles de gasto similares a los que tenían antes de la pandemia. La combinación de estos factores influirán en el crecimiento del sector. A pesar de todo, en medio de la crisis experimentada durante los últimos meses, este es un momento de retos, recuperación y oportunidades para la industria de la banca global y los mercados de capitales.

COLUMNAS ANTERIORES

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.