En el espejo de Washington

El 2024 ya inició

Si bien los demócratas han superado las expectativas, quedan dudas dentro del partido sobre si Joe Biden debería buscar un segundo mandato en 2024.

Tras la gran ola roja republicana que no llegó y con cada vez más claro el veredicto de triunfadores y derrotados en las elecciones intermedias, el camino a las elecciones presidenciales de 2024 ya ha comenzado.

Con uno de los peores desempeños en la historia de las elecciones intermedias, donde los votantes estadounidenses suelen castigar al partido en la presidencia y en control de las cámaras, los republicanos no lograron conquistar el Senado.

El promedio en otras elecciones es que el partido que no tiene la presidencia gana cuatro escaños, hoy perdió uno y pudieran ser dos el próximo 6 de diciembre, si el demócrata Raphael Warnock derrota al trumpista Herschel Walker en la elección senatorial en Georgia.

Los republicanos están pagando caro el apoyo a Donald Trump, quien a la cabeza de su partido les ha entregado muy malos resultados en 2018, en 2020 y ahora en 2022. No olvidemos que en 2016 se alzó con la victoria gracias al anacrónico y distorsionador Colegio Electoral que le dio la presidencia a pesar de haber obtenido dos millones de votos menos que Hillary Clinton.

A diferencia de 2016, hoy Donald Trump tiene un rival muy fuerte en las filas del Partido Republicano, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien en 2018 fue electo por primera vez con una diferencia menor a 1.0 por ciento y ahora en su reelección venció a su rival demócrata con un impresionante margen de 19 por ciento, un abismo de diferencia en tan solo cuatro años en el cargo.

Los tiempos avanzan rápido y ya en tres encuestas realizadas después de las elecciones, DeSantis aventaja ligeramente a Trump en la lucha por ganar la nominación de su partido.

Cada vez es más claro que el establishment republicano, entendido como el conjunto de intereses de donantes, funcionarios, grupos de interés, figuras políticas y los medios comandados por la familia Murdoch (Fox News, Wall Street Journal) está abandonando a Trump y dirigiendo sus apoyos a la figura emergente.

Pero ni el mundo ni los estadounidenses pueden respirar tranquilos, pues otro caso es el de la base de votantes republicanos que se han radicalizado y ven a Trump como un dios, por lo que no será fácil derrotarlo durante las elecciones primarias para seleccionar candidato.

Si bien los demócratas han superado las expectativas, quedan dudas dentro del partido sobre si Biden debería buscar un segundo mandato en 2024. Aquí las opiniones se dividen.

Por un lado, están quienes señalan que la moderación y el carácter pausado, incluso gris de Biden viene muy bien a los demócratas, pues aunque su aprobación es baja y no ha tenido un rebote positivo tras la elección, el presidente no genera odios profundos y es una figura que brinda tranquilidad y certidumbre. Quienes se inclinan por que Biden se presente de nuevo subrayan el riesgo de cambiar de caballo a la mitad del río.

En esta misma línea hay quienes consideran que Biden ha tenido unos dos primeros años memorables. Por ejemplo, el reconocido economista y premio nobel Joseph Stiglitz afirma que “(el presidente) ha hecho lo que ha podido. Además, sus logros no se han limitado a la legislación. Nombró a la primera mujer negra en la Corte Suprema de EU y emitió órdenes ejecutivas para aliviar la deuda de préstamos estudiantiles, mejorar la aplicación de las normas antimonopolio y actualizar las regulaciones financieras para la era del cambio climático. Regresó a Estados Unidos al acuerdo climático de París y logró avances notables en la restauración del liderazgo estadounidense en el escenario mundial. Aunque ha recibido muy poco crédito, la historia probablemente mostrará que su gestión de la guerra entre Rusia y Ucrania ha sido magistral”.

Por el otro lado, cada vez se escuchan más voces preocupadas por presentar a un político que acaba de cumplir 80 años, con baja aprobación y cierta percepción de debilidad y senilidad ante un futuro contendiente (ya sea Trump o De Santis) que lucirá fuerte y determinado, dos características muy apreciadas por el electorado norteamericano.

Dejar su lugar a la vicepresidenta Kamala Harris no se percibe como una jugada ganadora, pues más allá de su atractivo simbólico por ser una mujer de raza negra, nada ha sucedido en estos dos años que le ayuden a verse como una figura de recambio y renovación. Hasta el momento no ha digerido el dulce envenenado que le dieron al encargarla de resolver la crisis de la frontera y dar orden al fenómeno migratorio.

La aprobación de la vicepresidenta Harris es aún más baja que la del presidente Biden, por lo que uno de los rumores que se escucha en los pasillos de Washington es la posibilidad de que el presidente busque reemplazarla por otra figura femenina que pueda tener un mayor peso electoral y es aquí donde suenan varios nombres, destacadamente el de Gretchen Whitmer, la recién reelecta gobernadora de Michigan.

En Estados Unidos no hay ni corcholatas ni candidatos de unidad en la oposición, lo que sí hay son elecciones primarias donde se dirimirá quién estará en la boleta presidencial en 2024. Viene el choque de trenes entre DeSantis y Trump (quien de ser derrotado podría explorar una candidatura independiente, lo que aseguraría de paso el triunfo demócrata) y en la esquina demócrata las dudas existenciales de dejar a Biden o buscar quién lo sustituya.

Estaremos atentos al desenlace de una historia que ya ha iniciado.

El autor es CEO Founder LEXIA Insights & Solutions.

Guido Lara

Guido Lara

CEO Founder LEXIA Insights & Solutions.

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