Gerardo Herrera Huizar

Una mujer en Palacio

Inédita se presenta la contienda en la que se enfrentarán dos mujeres como favoritas a la obtención de la presidencia de la República.

Como había sido cantado, sin sorpresas, aunque con muchos empellones, finalmente se llevó a cabo la elección de la corcholata que tendrá la compleja tarea de coordinar los comités de defensa de la cuarta transformación de aquí a junio de 2024 y, en consecuencia, se erige como la virtual candidata del movimiento en el poder a la sucesión presidencial.

Inédita se presenta la contienda en la que se enfrentarán dos mujeres como favoritas a la obtención de la primera magistratura de la nación, lo que implicará no solo un cambio de género, sino generacional en la vida política de México.

Caras largas, sollozos, abiertos y manifiestos enojos crearon el marco en que se realizó el democrático destape de la corcholata favorita, que horas más tarde sería ungida con el poder simbólico del cetro sagrado para regir los destinos del movimiento transformador en la competencia por los nada despreciables más de 20 mil cargos públicos que estarán en juego el año venidero.

La maquinaria ha sido puesta en marcha y ha iniciado la operación política tanto en las coaliciones como en los partidos en lo individual, poniendo la mira en la estructuración de las estrategias para la nominación de los potenciales candidatos a los diversos cargos en los tres órdenes de gobierno, donde se replicarán, sin duda, las prácticas ya observadas en la “no elección” de las aspirantes a la presidencia de la República.

El conflicto y los desencuentros están a la vista en todos los frentes y las posturas de los liderazgos parecen dirigirse al encarecimiento de su orientación hacia alguna de las dos coaliciones. Particularmente notoria, es la situación que se vive al interior de Movimiento Ciudadano, que da la impresión de pretender erigirse en el fiel de la balanza, con una posición ambivalente de su presidencia, que le reditúe mayor capacidad de negociación e influencia política en la contienda.

La evidente y pública molestia del excanciller señalando irregularidades en el proceso de selección de Morena es un factor más de disrupción al interior del movimiento que, como ya se había pronosticado, puede conducir a su fractura.

Está por verse cuál será la decisión que adopte don Marcelo en las próximas horas, pero, a buen entendedor, el exsecretario de Relaciones Exteriores ha expresado con claridad que él no tiene cabida ya en ese partido y, por lo tanto, tampoco los cuadros que le siguen, pero es manifiesto que no cejará en su aspiración de convertirse en el relevo del inquilino de Palacio, lo que abre la puerta a buscar la candidatura de manera independiente o dejarse apapachar por otra fuerza política.

Los escenarios se ofrecen complejos por donde se le vea. A medida que noviembre se aproxime, la efervescencia política y social se dejará sentir con más vehemencia e intensidad en todos los niveles, por la gran cantidad de actores que ya se frotan las manos por un huesito.

El autor es catedrático, analista político, consultor en estrategia, seguridad nacional y administración pública.

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