Perspectiva Bursamétrica

La crisis por venir de los bonos norteamericanos

Jamie Dimon, presidente del banco de inversión norteamericano JPMorgan Chase, advirtió que en el futuro “se producirá una crisis en el mercado de Bonos del Tesoro debido a que el gobierno estadounidense y la Reserva Federal se excedieron excesivamente en el gasto y en la flexibilización cuantitativa”.

En colaboraciones recientes señalamos que el fenómeno del Flight to Quality que ha desatado el presidente Trump con su disruptiva y zigzagueante política proteccionista, así como su errática política fiscal, se diferencia marcadamente de todos los demás episodios de volatilidad global, porque en esta ocasión, el dinero sale de donde está invertido y en lugar de concentrarse en bonos del Tesoro norteamericano, como ha sucedido siempre desde que tenemos el patrón monetario del dólar, se ha estado concentrando ahora en otros activos distintos al dólar como el oro, las criptomonedas o en bonos de otros países que se consideran hoy una mejor calidad crediticia que el gobierno norteamericano, como Suiza. Es así que hemos estado viendo una tendencia de devaluación de dólar, y un incremento en las tasas de rendimiento que pagan los bonos del Tesoro.

El gobierno de los Estados Unidos perdió la calificación AAA por parte de las 3 principales calificadoras internacionales, después de que Moody’s degradara su nota hace dos semanas. La semana pasada, Jamie Dimon, presidente del banco de inversión norteamericano JPMorgan Chase, el más grande de Wall Street, advirtió que en el futuro “se producirá una crisis en el mercado de Bonos del Tesoro debido a que el gobierno estadounidense y la Reserva Federal se excedieron excesivamente en el gasto y en la flexibilización cuantitativa”. Dimon expresó: “No sé si ésta crisis se dará en seis meses o en seis años, pero espero que cambiemos tanto la trayectoria de la deuda como la capacidad de los reguladores y de los formadores de mercado para hacer funcionar los mercados”, en una conferencia impartida en el Foro Económico Nacional Reagan. “Por desgracia, puede que necesitemos eso para despertar”.

En abril pasado, Dimon dijo que esperaba un “alboroto” en el mercado de los Bonos del Tesoro, destacando que “el coeficiente de apalancamiento suplementario de los bancos estadounidenses y otras regulaciones representan graves defectos que, si se corrigieran, permitirían a los bancos intermediar más activamente”, lo que provocó la intervención de la Reserva Federal. “Se los digo a mis reguladores”, señaló Dimon en la conferencia Reagan. “Les digo que va a suceder y que los mercados van a entrar en pánico”. “Yo no voy a entrar en pánico, estaremos bien. Probablemente ganaremos más dinero y luego algunos amigos me dirán que nos gustan las crisis porque son buenas para JP Morgan Chase, pero no es así”.

Desde 2015, los informes anuales de Dimon a los accionistas del banco incorporan frases como “viene otra crisis” o advertencias sobre el creciente déficit fiscal americano. En 2022, aseguró que un “huracán económico” se acercaba ante el inicio del ciclo alcista de las tasas y las quiebras de bancos regionales estadounidenses. En 2023, afirmó que era “el momento más peligroso en décadas”. Su decisión de prepararse para tasas del 5 por ciento fue criticada. Hoy, se observa que fue una apuesta acertada frente a lo que hicieron otros bancos más expuestos a deuda de largo plazo que hoy presentan minusvalías considerables.

Un jurado de comercio internacional emitió una sentencia que expresa que el presidente Trump no tiene la facultad de imponer aranceles amparado en la Ley de Emergencia Económica. Un juez federal también sentenció la incapacidad constitucional del presidente para fijar aranceles. Aunque la Casa Blanca obtuvo una suspensión, las demandas de gobernadores demócratas y empresas afectadas subirá a la Suprema Corte.

Por otra parte, las propuestas fiscales no han podido aprobarse en el Congreso. La tesis de que lo que se capta por aranceles permite reducir el impuesto sobre la renta a las empresas al 15 por ciento, acompañado de un fuerte recorte del gasto público no hace sentido. El comercio internacional representa solo el 12 por ciento de la economía.

Por su parte, la Reserva Federal se ha visto reacia a seguir bajando el objetivo de la tasa de Fondos Federales, ante el temor de un repunte inflacionario provocado por los aranceles. Pero durante la crisis de la pandemia expandió la oferta monetaria en más de 8 billones de dólares, de los cuales, no se han recogido ni siquiera 2 billones. El exceso de liquidez es patente en los mercados financieros globales.

Por estas razones, en Bursamétrica estamos de acuerdo con el diagnóstico de Dimon. Urge revisar la regulación de los bancos y de los formadores de mercado para tener menos restricciones a la liquidez de los mismos. En las fases de crisis pudiera requerirse de mayor apalancamiento y de líneas de crédito por parte del Tesoro. Estados Unidos no está cumpliendo su papel como el país más poderoso del mundo y dueño de la moneda eje del Sistema Monetario Mundial.

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