Perspectiva Bursamétrica

¿Hace sentido prepagar deuda externa con los DEGs?

Quizás se tenga una mayor ventaja y beneficio si en las circunstancias actuales se pudiera aprovechar esta oportunidad para prepagar deuda de Pemex.

Presidente de Bursamétrica

El pasado 28 de junio escribí sobre la enorme operación que está realizando el FMI emitiendo una cantidad nunca antes vista de Derechos Especiales de Giro (DEGs), para ayudar a los países pobres a hacerse de recursos para afrontar la crisis económica y los gastos de salud.

Los DEGs son utilizados como unidad de cuenta por el FMI y otras muchas organizaciones internacionales. Constituyen un activo de reserva que se asigna a los miembros del FMI de acuerdo a la cuota que cada país tiene en la organización internacional. Dicha cuota se basa principalmente en el Producto Interno Bruto (PIB) de cada uno, de modo que los países más ricos cuentan con una mayor cantidad de DEGs que los más pobres. Los tenedores de Derechos Especiales de Giro (DEGs) pueden cambiarlos por alguna de las 5 divisas que componen la canasta, como el dólar, el euro, la libra esterlina, el yen o el yuan, a través de dos mecanismos: i) Intercambio voluntario entre los países miembros, o ii) cuando el Fondo designa a un país con grandes reservas de DEGs para que le compre a otro miembro que necesite efectivo.

El plan propone la asignación de 650 mil millones de dólares equivalentes de DEGs entre todos los países miembros. Por darnos una idea de que tan importante es esta nueva emisión, hasta ahora el total de DEGs asignados no supera los 250 mil millones entre los 191 países miembros. Según las reglas vigentes del FMI, los DEG se distribuyen en proporción a la participación de cada país en el fondo. Esto significa que el 58 por ciento de los nuevos DEGs van a ser asignadas a las economías más avanzadas, el 42 por ciento para las economías emergentes y en desarrollo y de estos, sólo el 3.2 por ciento llegará al subconjunto de naciones de muy bajos ingresos. Por esta razón se plantea un mecanismo para que los bancos centrales de los países ricos puedan reasignar un monto de por lo menos 100 mil millones de dólares a los más pobres. A México le van a llegar por sus aportaciones 12 mil millones. Estos recursos son los que se quieren aplicar al pago de la deuda externa.

Las alternativas de lo que se puede hacer con esos recursos son variadas. Se pueden mantener en las reservas internacionales del banco central, con lo que el peso podría fortalecerse hacia 19.50 pesos por dólar o menos. O se puede buscar la forma de aprovecharlos para impulsar la actividad económica, para fondear el gasto de salud derivado de la pandemia o para pagar créditos.

El Presidente ha estado insistiendo en aprovechar los DEGs para prepagar deuda externa, como se lo ha propuesto el secretario Ramírez de la O. Gerardo Esquivel, vicegobernador del Banco de México advirtió que no es posible utilizar los DEGs así como llegan, y que el Banco de México tiene prohibido financiar al Gobierno. El gobernador del Banxico, Alejandro Díaz de León, explicó que para que el gobierno federal pueda utilizar los DEGs, el Banco tendría que convertirlos a dólares y Hacienda debería comprar las divisas, pagándolas con pesos. Por la cantidad de la que se habla, el Gobierno debería emitir valores en pesos para juntar los recursos.

Dado que el costo del dinero en dólares se encuentra en los niveles más bajos de la historia, convertir una deuda de dólares a pesos podría no hacer sentido, sobretodo para un emisor que tiene una calificación de grado de inversión. Hay otros argumentos a favor de pagar deuda externa. Siempre es mejor para un gobierno deber en su propia moneda. El Gobierno de Japón tiene una deuda acumulada equivalente al 260 por ciento del PIB, pero denominada solo en yenes.

Pero quizás se tenga una mayor ventaja y beneficio si en las circunstancias actuales se pudiera aprovechar esta oportunidad para prepagar deuda de Pemex. Pemex ha perdido el grado de inversión, y tiene un importante nivel de sobreendeudamiento. Es la petrolera más endeudada del mundo. La última vez que pretendió buscar fondeo en los mercados internacionales tuvo que pagar casi el 7.0 por ciento en dólares. Mientras que recientemente el Gobierno Federal hizo una colocación de mil 500 millones de euros a 15 años al 1.50 por ciento anual. El Gobierno de México ha estado haciendo inmensos esfuerzos por rescatar a la petrolera. Esto ha puesto en peligro la calificación de grado de inversión del propio gobierno federal.

Desde luego, habrá quien también cuestione si permitir que el gobierno se endeude en pesos para comprarle al Banco de México las divisas para prepagar deuda de Pemex no es meterle dinero bueno al malo, seguir tirando recursos al barril sin fondo. Por eso, nunca es tarde para volver a revisar el Plan de Negocios de la empresa. Tener claro en donde hay líneas de negocios rentables y en donde no. Plantear además un plan de largo plazo para alcanzar la neutralidad en la emisión de gases efecto invernadero. De lo contrario Pemex seguirá siendo el talón de Aquiles de la economía mexicana.

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