Las Entidades Fiscalizadoras Superiores (EFS) de América Latina y el Caribe enfrentamos desafíos estructurales para mejorar nuestras capacidades institucionales y ajustarnos presupuestariamente, para evitar lo que sucedió en Perú.
Por ello, los temas relacionados con la integración de la Inteligencia Artificial y las tecnologías digitales son cruciales como acción estratégica para fortalecer la rendición de cuentas.
Este enfoque centrado en la utilidad pública de las tecnologías significa una fiscalización proactiva. Que incluya una actualización y capacitación permanente de los auditores, que son claves para estos procesos.
A propósito de los retos que representa la inversión en tecnología para las instituciones públicas en una región como América Latina, el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA) 2025, publicado por la CEPAL, destaca que América Latina, paradójicamente, considerando las múltiples desigualdades que aún debemos superar, tiene resultados favorables en la adopción de la IA, identificando oportunidades para ecosistemas digitales más robustos.
En países como México, Brasil y Chile, los repositorios de sistemas de IA en el sector público muestran iniciativas que optimizan la supervisión fiscal, vinculando big data con algoritmos avanzados para evaluar el cumplimiento de normativas y políticas públicas.
A la par, la integración de IA enfrenta desafíos significativos, tanto en materia de ciberseguridad como en la necesidad de establecer regulaciones específicas para sancionar su uso inapropiado y garantizar su alineación con principios éticos.
De ahí que la capacitación en competencias digitales y éticas se vuelva crucial. Esto sucede en la Auditoría Superior de la Federación (ASF), donde lo hemos desarrollado en todas las áreas auditoras, incluyendo la auditoría forense, en algunas incluso sin costo, con el talento de nuestro personal especializado.
Paralelamente, las temáticas como ciberseguridad y la protección de datos se consolidan como fundamentales en el proceso de adopción tecnológica para la fiscalización, aspectos que hemos fortalecido en la Nueva Auditoría.
En estos procesos se deben fortalecer mecanismos de supervisión, ciberseguridad y soberanía de los datos para garantizar que la innovación tecnológica sume todos sus beneficios, pero con un mejor control de riesgos, con la condición de proteger a las instituciones de nuevos riesgos por la adopción tecnológica a sus procesos. El eje es nuestra área de sistemas.
Al respecto, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en su informe sobre Ciberseguridad en América Latina, subraya oportunidades para integrar encriptación y monitoreo continuo en los sistemas de rendición de cuentas, promoviendo la resiliencia operativa frente a amenazas digitales.
En América Latina, podemos desarrollar herramientas de autoevaluación, como la “Gestión de la Integridad en las EFS”, para incluir medidas de ciberseguridad. Estas iniciativas muestran un cambio hacia una supervisión que construye confianza pública al prevenir riesgos.
En este sentido, en la Auditoría Superior de la Federación lideramos esfuerzos para implementar sistemas de gestión de calidad que integran IA y ciberseguridad, siendo referentes en la región por los avances que ya hemos desarrollado, reduciendo la probabilidad de irregularidades y elevando la sostenibilidad de los procesos de auditoría a partir del uso de herramientas tecnológicas; en particular, en el caso de ciberseguridad, en la ASF contamos con el nivel 3 de seguridad otorgado por el ICREA, el cual certifica centros de datos a nivel internacional.
En última instancia, su fiscalización superior —al tiempo que fortalece la rendición de cuentas— ayuda a construir EFS con mejores capacidades, más eficaces y con mayor confianza por parte de la sociedad.