Cada día, cerca de 10,000 camiones cruzan por los “Dos Laredos”, moviendo mercancías que colocan a estas ciudades en el corazón del mercado más grande del planeta. En 2024, Laredo alcanzó los 339 mil millones de dólares en comercio, superando a todos los demás puertos terrestres, marítimos y aéreos de los Estados Unidos. Para México, estos números no son ajenos: reflejan el dinamismo, la escala y la competitividad de su aparato exportador, así como su estrecha correlación con el consumo en los Estados Unidos. La pregunta estratégica es cómo capitalizar mejor este flujo para impulsar la prosperidad compartida.
Durante años, los “Dos Laredos” han sido percibidos como un punto de cruce más que como un verdadero activo de la cadena de suministro transfronteriza. Sin embargo, la evolución logística de la región abre una oportunidad inédita: fortalecer el comercio exterior binacional e integrar las capacidades logísticas de México con las de Texas bajo un nuevo enfoque. Uno en el que la frontera no es un límite, sino una plataforma para construir la región económica más próspera del mundo.
Buena parte de las exportaciones mexicanas sigue sometida a un “Efecto Multitoque” que incrementa los costos, alarga los tiempos y reduce la confiabilidad. El “Efecto Frontera” que incrementa costos, alarga tiempos y reduce la confiabilidad¹. Una vez cruzada la frontera, las mercancías se descargan en almacenes temporales ubicados en Laredo, Texas, para luego ser recargadas y viajar cientos de kilómetros hasta centros de distribución, donde se vuelven a descargar para ser procesadas antes de volver a cargarse y realizar la entrega final.
Hoy, gracias al crecimiento acelerado de la infraestructura de distribución en Laredo, este modelo puede cambiar. El ecosistema logístico supera los 15 millones de metros cuadrados, cuenta con transporte especializado de clase mundial y opera bajo procesos aduanales integrados que reducen tiempos y riesgos. Es un gran centro para la coordinación acelerada de cadenas de suministro. Estas capacidades permiten que México capte más valor al mitigar el “Efecto Frontera” en sus cadenas de suministro de exportación.
Los beneficios para México son claros:
1. Comercio exterior más competitivo. La preparación y la distribución directa desde Laredo eliminan manipulaciones y traslados innecesarios, lo que reduce el costo logístico total. Esto fortalece la posición de México frente a competidores globales en sectores como el automotriz, el electrónico, el electrodoméstico, el aeroespacial y el de maquinaria.
2. Mayor certidumbre para los clientes estadounidenses. El acceso a infraestructura de clase mundial, operada por empresas de calidad global, permite ofrecer niveles de servicio más estables. Esto es esencial en industrias que dependen de inventarios mínimos y de ciclos logísticos acelerados.
3. Eficiente integración logística México–Texas. Las regiones industriales Monterrey–Saltillo–La Laguna–Guanajuato–Querétaro se encuentran a menos de un día logístico de Laredo, lo que permite crear una red binacional altamente eficiente que puede abastecer 80 por ciento de la población de EU en 48 horas.
4. Impulso decisivo a la reindustrialización de la región de América del Norte. El inversionista internacional ya no solo evalúa los costos laborales o los incentivos fiscales, sino también la confiabilidad logística. Mostrar que México ofrece una manufactura competitiva y acceso fluido al mercado más grande del mundo, con distribución directa tras el cruce, aumenta la probabilidad de atraer nuevas plantas y centros de ingeniería.
5. Mejor resiliencia ante disrupciones. Coordinar operaciones justo al cruzar la frontera, y no a cientos de kilómetros al norte, reduce la exposición a riesgos y permite una mayor capacidad de reacción ante eventos de disrupción, aprovechando la cultura binacional de la frontera.
6. Desarrollo fronterizo equilibrado. La expansión logística en Laredo genera un efecto espejo que beneficia a Nuevo Laredo y a toda la frontera mexicana: mayor demanda de transporte, servicios aduanales, manejo de carga, certificaciones, etiquetado, aseguramiento de la calidad y operaciones de valor agregado.
La prosperidad compartida y la seguridad compartida no son objetivos separados sino caras de la misma moneda: no se puede tener una sin la otra, y la cooperación en ambos frentes es lo que protege millones de empleos en todo el continente2.
¹ Cedillo-Campos, G. “Supply chain dynamics and the ‘Cross-Border Effect’: The U.S.–Mexican Border’s Case.”
² Covarrubias, D. “Shared Security, Shared Prosperity: The Path Forward for North American Trade.”
