Colaborador Invitado

La rebelión contra la globalización y el surgimiento del populismo

Lo que urge es un rediseño que corrija las fallas del neoliberalismo bajo un modelo más justo, sustentable, e incluyente, que compense a los perdedores del proceso.

Con el fracaso de la Ronda Doha en el año 2015 se mostraron los límites del modelo de globalización seguido desde los años 1980, periodo en el que se impulsó la apertura de los mercados bajo la revolución neoliberal inspirada en la economía neoclásica en contra de las políticas keynesianas que imperaron hasta fines de los años 1970. La inflación y el estatismo excesivo llevaron al agotamiento del modelo de bienestar seguido por décadas en Estados Unidos, para buscar un nuevo modelo sin los excesos pasados.

La economía neoclásica predicaba que el libre mercado llevaría a que los salarios del mundo en desarrollo alcanzarían los del mundo desarrollado. Las predicciones del neoliberalismo y las expectativas generadas fueron excesivas y generaron gran frustración. Para Dani Rodrik ni la economía cerrada ni la apertura absoluta son económica y políticamente viables. Rodrik había advertido sobre el riesgo de una apertura económica sin reservar espacio para el desarrollo ni compensar a los perdedores de la globalización.

Joseph Stiglitz ha señalado que las políticas seguidas por el FMI se basaron en los supuestos neoliberales poco sólidos. Detrás de la ideología del libre mercado hay un modelo atribuido a Adam Smith que argumenta que las fuerzas del mercado y la búsqueda de la ganancia impulsan la economía a lograr resultados eficientes como si fuera una mano invisible. Sin embargo, los avances en la teoría económica hechos durante el período de la implementación de la hiperglobalización han demostrado que la mano invisible funciona de forma imperfecta produciendo fallas de mercado. En esas circunstancias se justifica la intervención del estado en la economía para corregir fallas y mejorar la eficiencia del mercado.

Robert Lighthizer, uno de los ideólogos del trumpismo ha defendido la imposición de aranceles para resguardar la industria y los empleos en Estados Unidos. Lighthizer defiende al comercio justo por encima del libre comercio que dice haber perjudicado la base industrial estadounidense. Para Lighthizer la eficiencia económica no importa, negando uno de los pilares de la economía internacional. Argumenta que China ha manipulado su mercado para desbancar la producción de otros países, robando empleos y propiedad intelectual por lo que es importante desacoplarse de China, elevando aranceles e imponiendo otras medidas restrictivas del comercio. Equivocadamente sostiene que los aranceles no afectan a los precios al consumidor, negando la importancia de la eficiencia y de las ventajas comparativas para la economía global.

Durante la hiperglobalización de los años 1980 hasta la llegada de Donald Trump hubo pérdida de empleos industriales en Estados Unidos y Europa por causa del libre comercio, la migración, la salida de inversiones y el cambio tecnológico, lo que llevó al Brexit y al proteccionismo que se vive en Estados Unidos. Como resultado, los populismos de derecha e izquierda han surgido con gran fuerza, rechazando los resultados cuestionables de neoliberalismo. En el mundo la extrema derecha acecha, con la llegada del gobierno Trump a Estados Unidos y la amenaza de gobiernos de ultraderecha en Francia y Alemania, lo que pone en riesgo a la Unión Europea y a la democracia en Estados Unidos y en el mundo.

Sin embargo, la globalización debe ser reencauzada pero no eliminada. La integración y la cooperación son condición necesaria de un mundo pacífico y próspero. El neoliberalismo generó anticuerpos en la sociedad que ponen en riesgo la estabilidad alcanzada en los últimos 80 años desde la creación de las instituciones del Bretton Woods y las Naciones Unidas. Lo que urge es un rediseño que corrija las fallas del neoliberalismo bajo un modelo más justo, sustentable, e incluyente, que compense a los perdedores del proceso.

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