Colaborador Invitado

México: anclado al pasado y a espaldas del porvenir

La ausencia de políticos con visión de estadistas ha sido un síndrome demoledor de esperanzas. Nos duela o no, el país está anclado al pasado.

México merece un mejor destino. Salvo contadas excepciones, los gobiernos, de diferentes épocas y corrientes ideológicas, no han estado a la altura de las circunstancias y han desperdiciado la oportunidad de trascender y transformar al país. En su gran mayoría, han fracasado y renunciado a su compromiso político de servir al pueblo.

La República Mexicana, a pesar de contar con abundantes recursos naturales y humanos, no ha podido superar la pobreza ni la desigualdad que afectan a gran parte de su población. Regiones enteras se encuentran en situación precaria, sin acceso a salud, trabajo ni oportunidades de realización humana. La corrupción y la impunidad han sido el lastre nacional. La ausencia de políticos con visión de estadistas ha sido un síndrome demoledor de esperanzas. Nos duela o no, el país está anclado al pasado.

Ha habido claroscuros en la historia. Sin duda, la generación de la Reforma fue la más preparada, honesta y patriota. Luces y sombras de la Revolución: la etapa generosa de la transformación social, la expropiación petrolera, la reforma agraria, la nacionalización de la industria eléctrica, hitos y avances del proceso revolucionario y la construcción de instituciones fundamentales para la República, como la Secretaría de Educación Pública, la Secretaría de Salubridad, el Banco de México, Nacional Financiera, Recursos Hidráulicos, Obras Públicas, el IMSS, Pemex, la CFE, la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional, Infonavit, ISSSTE y Conasupo, entre otras.

En la modernidad, destaca el innegable avance democrático: la creación de órganos e instituciones electorales independientes del gobierno, como el hoy INE y el TRIFE, el Tratado de Libre Comercio, la transición democrática y la alternancia en el poder.

Sin embargo, siendo objetivos, la realidad de varios sexenios es que no se aprovecharon las oportunidades. Fueron tiempos de inacción, corrupción, ineficiencia, frivolidad, despilfarro y crisis económicas y financieras. Cantarell, una luz en la oscuridad, se apagó por la fiesta y la milonga.

Un pueblo en marcha obligó al cambio democrático. Despidió al viejo PRI y dio la bienvenida al PAN. Dos sexenios perdidos. Más de lo mismo y «vuelta la burra al trigo»: el regreso del PRI para dedicarse a la disipación y la liviandad política. Luego, por el hartazgo popular contra este partido, ¡oh sorpresa!, la gran oportunidad de Morena, que «cerrando los ojos la dejó pasar».

Era la coyuntura para avanzar y transformar: hacer historia, trascender, sacudir el árbol viejo de la política, consolidar las instituciones democráticas, sanear la vida pública, depurar y respetar la división de poderes, fortalecer los órganos autónomos, combatir la corrupción, el nepotismo y el amiguismo.

Era el sexenio para llevar al país a su modernización y hacer gala de su grandeza. Terminar el aeropuerto de Texcoco, construir una gran infraestructura carretera, ampliando con cuatro carriles más la carretera de Ciudad Cuauhtémoc, Chiapas, a Ciudad Juárez, Chihuahua, y conectando además a otras poblaciones del norte del país con Estados Unidos. Profundizar en la reforma educativa, pues sin educación no hay futuro; restablecer el Estado de derecho, combatir la delincuencia y pacificar al país; abrir las puertas a la inversión privada nacional e internacional; modificar el presupuesto federal y cancelar gastos superfluos; modernizar y reestructurar Pemex y CFE, emprender la industrialización con energías limpias y reactivar la economía de las zonas olvidadas del país; desarrollar la frontera sur y emprender el desarrollo turístico del norte de Chiapas.

Estamos hablando de grandes zancadas históricas, de acciones de gobierno que hacen historia. Las menores, aunque de utilidad social, no dejan huella, se escapan y se pierden en la memoria colectiva.

Por supuesto, sin desconocer aciertos indiscutibles: el incremento de los salarios mínimos, los programas sociales y las remesas que han permitido mejorar los ingresos de grandes sectores de la población. También es de destacar que López Obrador, a diferencia de sus antecesores, termina fortalecido con liderazgo, gran aceptación popular y favorecido por la suerte de contar con el respeto y la admiración de la presidenta Sheinbaum.

«El tiempo perdido los santos lo lloran». Se esfumó la oportunidad. Pobre México. En lo mismo, en la rutina de la medianía y en la costumbre y vicios cotidianos de los pasados tiempos de gobierno.

Roberto  Albores Guillén

Roberto Albores Guillén

Exgobernador de Chiapas

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