Este 30 de septiembre el sistema de Cobro Digital (CoDi), desarrollado por Banco de México en conjunto con todos los bancos, cumplió seis años. A esta distancia, los números son incipientes, sí, pero ya llevan dentro de sí una historia prometedora, sobre todo si la vemos desde el punto de vista empresarial, y con una tendencia de crecimiento continuo.
Me explico. CoDi es un medio de cobro que opera bajo la infraestructura del Sistema de Pagos Electrónicos (SPEI) que aún no ha despegado a los niveles que tiene su potencial.
Sobre todo pensando en un país con millones de conexiones a internet en teléfonos inteligentes y con una importante necesidad de sustituir el uso de efectivo por medios de cobro digitales para lograr una mayor bancarización y transaccionalidad dentro del sistema financiero.
Hay historias exitosas dentro de CoDi. Empresas de distintos tamaños lo han estado adoptando y han visto crecer sus números, si bien aún no a cifras exponenciales respecto al total de sus cobros.¿Quiénes lo están utilizando? Compañías que desean dar a sus clientes o usuarios una forma de pagar segura, fácil de utilizar y, sobre todo, a menor costo, dado que CoDi está desprovisto de comisiones.
Son de diferentes sectores las empresas que ya han comenzado a utilizar CoDi, incluyendo múltiples entidades del sector público. Las vemos ya en las telecomunicaciones, por ejemplo. ¿Alguien quiere hacer una recarga de su tiempo aire? Pueden hacerlo con CoDi, sin importar el monto. Incluso pueden recargar con CoDi desde las propias aplicaciones de las compañías telefónicas o desde sus páginas de Internet públicas.
En estas empresas vemos repuntes, a un año de instrumentación, superiores al 300% en el volumen de recargas a través de CoDi. Con este medio reciben menos efectivo, reduciendo de inmediato los costos asociados, sumando cada vez transacciones más fáciles de conciliar. Queda en firme el pago y se identifica bien quién y cuándo lo realizó.
Algunos sistemas de transporte público también lo han incorporado. Uno de ellos, en Yucatán, a casi un año de su instrumentación, ha logrado un número creciente de usuarios que pagan con CoDi.
Lo mismo podemos decir de tiendas de autoservicio que venden a través de este sistema de pago sus productos o servicios o de empresas con grandes redes de distribución en el país que están disminuyendo el riesgo de recibir efectivo al momento del cobro.
Se han roto paradigmas de uso y aceptación por geografía y nivel socioeconómico, ya que su uso se observa en zonas rurales, y adopción en comercios pequeños, para pago de transporte público, impuestos, etcétera.
Faltan cosas por hacer, sin duda. Falta impulsar, promover, informar, utilizar y masificar. Falta hacernos preguntas como si ya habilitamos CoDi en nuestra aplicación bancaria para poder utilizarlo (sólo hay 21.1 millones de cuentas validadas en el país); si hemos hecho algún pago ya utilizando CoDi; falta saber si le hemos preguntado a un establecimiento si podemos pagar también con ese método de cobro y, en su caso, qué necesitamos hacer; falta identificar, por nosotros mismos, el tiempo que lleva hacer una transacción por CoDi; preguntarnos si conocemos la diferencia entre pagar con una transferencia bancaria o con CoDi.
Del lado de las empresas, se necesitan analizar los costos asociados a CoDi, sus tiempos de instrumentación y cómo compara contra otros métodos de cobro, en costo y conciliación. Incluso ver su efecto en la experiencia del cliente: quien pagó con CoDi tendrá su comprobante al concluir la transacción; si el pago fue en efectivo, habrá que guardar el recibo en algún lugar y no perderlo.
Otro ejemplo de mejora en la experiencia del cliente puede tenerlo una empresa que realiza cobros mensuales a sus clientes: con CoDi, la compañía les puede enviar, previo a la fecha límite de pago, un mensaje a sus dispositivos móviles recordándoles del día y monto comprometidos y llevándolos directamente al pago a través de CoDi, mediante un clic.
Del lado de la banca, necesitamos seguir profundizando en la información alrededor de este medio de cobro, en sus beneficios y la importancia de su uso, para contribuir a su masificación.
Las empresas pueden ser un increíble detonante para esta herramienta y el que cuenten con el soporte de los bancos para incorporarlo es fundamental.
En fin, el caso de negocio está probado por la inmediatez, seguridad, facilidad de reconciliación, disminución de costos, etcétera. Y además de los casos de éxito en México, podemos mirar los casos de éxito de India y Brasil, que han implementado mecanismos similares basados en CoDI con un éxito infinitamente mayor.
Falta mucho por hacer, sí. Lo relevante es que el vehículo que representa este medio de cobro digital en México está preparado y está listo. Falta encender la marcha y disfrutar el viaje.