Colaborador Invitado

Lo que un muñequito con dientes puede enseñarle a un líder

Estrategia, empatía y una sonrisa traviesa: las lecciones ocultas de los Labubu.

“Los juguetes de diseñador son la nueva pintura al óleo: accesibles, coleccionables y con un mercado global que dicta su valor”

—Revista Designboom

Raros, limitados, carísimos. Los Labubu parecen simples juguetes, pero en realidad son un espejo de cómo funciona el poder de las tribus, la escasez y la identidad cultural. Para un directivo curioso, este muñequito puede ser más revelador que muchos reportes de consultoría.

Escuchar para conectar

Mi colega y amigo Santiago es de esos profesores que se transforman en el aula. Empático, curioso, siempre atento a los jóvenes. Un día me sorprendió hablando de grupos musicales actuales. Le pregunté cómo sabía tanto de algo que parecía tan fuera de su generación. Su respuesta me quedó grabada: “hay que saber qué escuchan nuestros estudiantes, para entenderlos mejor”.

Esa frase me regresó semanas después, cuando oí por primera vez sobre los muñequitos Labubu. No entendía nada, pero decidí investigar. Y descubrí un fenómeno global que explica más de lo que parece.

¿Qué son los Labubu?

Los Labubu son figuras de vinil coleccionables creadas por Kasing Lung, un ilustrador nacido en Hong Kong y formado en Europa. Nacieron en 2015 dentro de la marca POP MART, especializada en juguetes de diseñador (designer toys). Su rasgo más distintivo: una sonrisa burlona con dientes puntiagudos que mezcla ternura y travesura.

¿Por qué se hicieron famosos?

El éxito comenzó en Asia, con largas filas en Beijing y Shanghái para conseguir ediciones limitadas. Las redes sociales hicieron el resto: TikTok e Instagram se llenaron de videos mostrando colecciones enteras y reventas en línea. El atractivo está en su escasez planeada: series pequeñas, personajes que cambian y la emoción de “a ver qué te toca” al abrir la caja sorpresa.

El precio de la exclusividad

Un Labubu puede costar en tienda entre 15 y 20 dólares. Pero en reventa, ciertas ediciones alcanzan cientos e incluso miles. ¿Por qué? Porque combinan arte, moda y juego. Son más cercanos a una obra de diseño que a un juguete infantil. Y porque POP MART entendió la psicología de la colección como estatus: tener el raro es un símbolo de pertenencia a una tribu global.

¿Quién los adoptó primero?

Inicialmente, los jóvenes urbanos en Asia. Pero pronto pasaron al radar de celebridades. Algunos cantantes de K-Pop y actores los mostraron en entrevistas o transmisiones en vivo. El guiño fue suficiente: los Labubu se convirtieron en parte del “kit” cultural de la generación Z, un accesorio que dice: “estoy en la conversación global”.

Dónde se fabrican y quién los produce

Se producen en fábricas chinas especializadas en vinil de alta calidad. POP MART, la empresa detrás, cotiza en la bolsa de Hong Kong y maneja tiendas propias, colaboraciones con artistas y franquicias. Su modelo de negocio mezcla arte, moda y distribución masiva, como si fueran el Zara de los juguetes de colección.

Ya hay imitadores

El éxito atrajo a los clones. En mercados digitales abundan las copias baratas, a veces indistinguibles del original. Pero, como en la moda, la comunidad distingue: la autenticidad es parte del valor. Y POP MART defiende su marca con lanzamientos continuos y colaboraciones exclusivas.

¿Qué futuro tienen?

El futuro de Labubu parece asegurado a corto plazo: ya cruzaron a Europa y América, con tiendas en Londres, Nueva York y Los Ángeles. Su reto será no volverse “demasiado masivos”. El secreto está en mantener la escasez controlada, innovar en personajes y conservar el aura de exclusividad.

Reflexión estratégica

¿Qué tiene que ver todo esto con liderazgo y management? Mucho. Entender fenómenos como Labubu es lo que Santiago me enseñó: escuchar, observar, entrar en el mundo del otro. No se trata de coleccionar muñecos, sino de coleccionar claves para conectar con quienes lideras.

El ejecutivo que no sabe qué mueve a sus equipos termina hablando un idioma distinto. Y en management, hablar otro idioma significa perder influencia.

Una sonrisa con dientes

Los Labubu nos recuerdan algo curioso: la moda, el arte y los negocios se cruzan en espacios insospechados. Si la próxima vez ves a un joven con una figurita sonriente de dientes afilados en el escritorio, no te burles. Pregunta. Escucha. Quizá ese muñequito sea la puerta a una conversación más profunda que un PowerPoint.Y me quedé reflexionando: El verdadero liderazgo empieza cuando aprendes a escuchar lo que entusiasma a los demás, aunque no lo entiendas al principio.

*Profesor Decano de Estrategia y Dirección en el IPADE

Presidente del Conseio Editorial de ISTMO

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