Colaborador Invitado

Banxico a 100 años: un faro de institucionalidad

Honrar los primeros 100 años de Banxico significa también proteger su autonomía frente a distracciones de corto plazo y garantizar que siga siendo un faro de certidumbre para las próximas generaciones.

Hace cien años, en 1925, México vivía un periodo de reconstrucción tras la Revolución. El país buscaba estabilidad política, financiera y social, y en ese contexto nació el Banco de México. Cien años después, el primer siglo de la institución es más que una efeméride: un recordatorio de lo que significa construir, mantener y defender instituciones sólidas en un entorno que a menudo pone a prueba su independencia.

Así lo resumió Arturo Fernández, rector del ITAM, en la apertura de la jornada conmemorativa “Baluarte de la Institucionalidad”: “El Banco Central es un faro para México; un orgullo nacional y un modelo a seguir para todas las áreas del servicio público”. La frase funcionó como marco para una tarde de diálogo histórico y técnico, en la que académicos y exgobernadores revisaron la trayectoria del banco central y su papel como garante de la estabilidad macroeconómica.

En la primera mesa, moderada por Alejandro Hernández, los académicos situaron la creación del Banco de México dentro de los procesos de reconstrucción del Estado tras la Revolución y la Gran Depresión. Eduardo Turrent recordó los retos de su fundación en medio de los caudillos y la urgencia de establecer un emisor de billetes con autoridad nacional. Javier Garciadiego puso énfasis en la apuesta por institucionalizar en un entorno de conflicto político, mientras Aurora Gómez y Gustavo A. del Ángel abordaron los años de consolidación: desde la conducción de Rodrigo Gómez hasta el papel del banco como promotor de investigación, infraestructura y estabilidad durante el “milagro mexicano”.

El mensaje común fue claro: su fundación no fue solo un acto administrativo, sino un paso decisivo en la construcción del Estado moderno y en la creación de confianza en la infraestructura del sistema financiero.

La segunda mesa, moderada por Miguel Messmacher, fue un encuentro con la memoria viva de la institución. Miguel Mancera recordó su ingreso en 1958 y repasó episodios críticos como la crisis de 1982 y la conquista de la autonomía en 1994, inspirada en modelos europeos y latinoamericanos. Subrayó que el banco debe adaptarse a innovaciones tecnológicas y al avance de los pagos electrónicos.

Guillermo Ortiz también puso el foco en la digitalización: destacó el papel pionero del SPEI y la oportunidad de reducir el uso de efectivo para fortalecer la economía formal. Fue claro en su escepticismo respecto a las criptomonedas, pero elogió la eficiencia de las plataformas seguras para facilitar transacciones. Por su parte, Agustín Carstens recordó que la autonomía de 1994 marcó un antes y un después para la política monetaria, permitiendo al banco enfocarse en su mandato de estabilidad de precios. Subrayó que la gran prueba fue la crisis financiera de 2008, donde Banxico pudo responder con credibilidad y rigor técnico, a diferencia de las crisis de décadas previas, “se creó una escuela, una manera de pensar, una manera de trabajar, toda una tradición de cómo hacer las cosas”, dijo.

Alejandro Díaz de León narró la compleja experiencia de enfrentar la crisis de Covid-19 en 2020, destacando la rapidez con la que se desplegaron coberturas cambiarias, paquetes de liquidez y coordinación con la Reserva Federal. Para él, la prudencia combinada con la flexibilidad fue clave para preservar la estabilidad financiera.

La conversación del centenario invita a pensar en los desafíos del presente. La inflación está contenida y las expectativas permanecen ancladas, pero el futuro traerá retos: digitalización de pagos, posible adopción de monedas digitales, transición energética y un entorno global incierto. La lección de los últimos cien años es que la independencia, la solidez técnica y la capacidad de adaptación son los mejores instrumentos para enfrentarlos.

La encrucijada actual es también un recordatorio de que la historia se sigue escribiendo. La inflación subyacente permanece obstinada alrededor de 4.2% y, aunque los choques recientes parecen estar disipándose, esta persistencia sugiere que Banxico se moverá con cautela. Más allá de septiembre, es probable que surjan fricciones para la Junta de Gobierno: entre el espacio que pueda abrir la política de la Reserva Federal para seguir relajando la postura monetaria y la rigidez de la inflación subyacente, que aconseja prudencia.

Por ahora, la ventana para un recorte adicional en septiembre permanece abierta. Sin embargo, será clave esperar el tono de la guía prospectiva y las minutas para evaluar cómo evoluciona el posicionamiento interno de los miembros de la Junta.

Honrar los primeros 100 años de Banxico significa también proteger su autonomía frente a distracciones de corto plazo y garantizar que siga siendo un faro de certidumbre para las próximas generaciones. Si la primera centuria fue la de su construcción y consolidación, la próxima deberá ser la de su resiliencia en un mundo en transformación.

Víctor Gómez Ayala

Víctor Gómez Ayala

Economista en jefe de Finamex Casa de Bolsa y Fundador de Daat Analytics

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