En los últimos años, invertir en activos alternativos ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad. El movimiento es global: hoy, los alternativos ya suman más de 19 billones de dólares bajo gestión, prácticamente el doble que hace siete años. Las grandes instituciones ya conocen bien este universo, pero ahora, con la democratización del acceso, los inversionistas individuales también pueden aprovechar sus beneficios. Como primer paso, es útil entender por qué invertir en alternativos, en qué invertir y cómo elegir.
El “por qué” es urgente. Ante un escenario de valuaciones elevadas en el mercado accionario y tasas de interés más bajas, el 60/40 está caro en comparación con el promedio histórico si analizamos el rendimiento de utilidades y cupones. En agosto, este portafolio ofrecía un rendimiento de apenas 4.4%, muy por debajo del promedio histórico de 6.1%. Estos niveles se reflejan en retornos implícitos de 5.7% en dólares para la próxima década, también por debajo del promedio. Quien busca mayores retornos tendrá que ir más allá de la combinación clásica de acciones y bonos.
Además, la correlación negativa entre acciones y bonos, que antes ayudaba a proteger el portafolio, se está volviendo positiva. En escenarios de incertidumbre sobre tasas e inflación, ambos pueden caer al mismo tiempo, como vimos en 2022. Solo diversificar entre estos dos activos ya no basta para proteger el portafolio en momentos de estrés. Es aquí donde entran los alternativos: aportan nuevas fuentes de retorno, protección contra la inflación y diversificación, mejorando el perfil de riesgo de las carteras.
El “en qué” es amplio. Diversificar dentro de los alternativos es tan importante como usarlos para la diversificación, ya que cada activo resuelve un problema diferente. El inversionista debe primero definir qué objetivo quiere alcanzar y, a partir de ahí, elegir el activo y estrategias más adecuadas para construir su portafolio.
El private equity, por ejemplo, permite invertir en empresas privadas, siendo el alternativo preferido por quienes buscan generación de alpha. En Estados Unidos, el mercado público se está reduciendo, ya que el número de empresas listadas cayó a la mitad desde los años 90. Al mismo tiempo, la edad promedio de una empresa antes de salir a bolsa pasó de 7 años en 1999 a 14 años hoy. El private equity da acceso a crecimiento que está fuera del alcance del mercado público, muchas veces en sectores innovadores como tecnología y salud. El crédito privado, por su parte, ya es un mercado de 2.3 billones de dólares, con rendimientos superiores a los mercados de bonos tradicionales. Este segmento creció rápidamente tras la crisis financiera, financiando empresas que antes dependían de los bancos para sus préstamos.
Bienes raíces e infraestructura son ejemplos de activos reales que generan ingresos estables, muchas veces ajustados por inflación. El sector inmobiliario en Estados Unidos ofrece oportunidades en vivienda accesible, centros logísticos y oficinas modernas. La infraestructura es uno de los pilares de la economía del futuro, y la necesidad de inversión es enorme. Solo en Estados Unidos, se estima que faltan 3.3 billones de dólares en inversiones hasta 2033 para cubrir todas las necesidades de construcción, modernización y mantenimiento de infraestructura, más allá de lo que el sector público puede financiar. La demanda por carreteras, centros de datos, energía renovable y hospitales es estructural, y el capital privado está cubriendo donde los gobiernos no pueden, siendo remunerado de forma predecible por ello.
El “cómo” es decisivo. El acceso a los alternativos ha evolucionado mucho en los últimos años. Antes, los fondos cerrados exigían compromisos de largo plazo y poca liquidez. Hoy, nuevas estructuras como los evergreen funds, fondos de inversión abiertos y sin fecha de vencimiento definida, ofrecen más flexibilidad y liquidez, permitiendo que inversionistas individuales participen en este mercado. Sin embargo, es fundamental alinear la estructura de la inversión con los objetivos y la tolerancia a los plazos de rescate, ya que la liquidez sigue siendo limitada y exige una visión de largo plazo.
Otro punto crucial es la selección del gestor, ya que existe una gran dispersión de retornos en los mercados privados. En fondos de private equity global, la diferencia entre un gestor de primer cuartil y uno inferior puede llegar a 2,000 puntos base al año. El gestor adecuado tiene acceso a los mejores negocios y redes, mientras que el equivocado puede comprometer el retorno. Por eso, el due diligence y el alineamiento de intereses son esenciales para capturar el verdadero alpha de los alternativos.
Los alternativos llegaron para quedarse. El secreto está en elegir bien las clases de activos, diversificar dentro de los alternativos y seleccionar gestores experimentados.