Colaborador Invitado

Alcohol, embarazo y lactancia, riesgos para la niñez mexicana

El alcohol, en cualquier cantidad y presentación, representa una amenaza directa para la salud del bebé.

En México y varios países, aún persiste la falsa creencia de que beber pulque o cerveza, durante la lactancia, estimula la producción de leche materna; sin embargo, esta idea, puede generar graves consecuencias: el alcohol, en cualquier cantidad y presentación, representa una amenaza directa para la salud del bebé.

El consumo de alcohol no solo altera el sabor y la composición de la leche materna, también provoca el rechazo por parte del lactante y abre la puerta a importantes riesgos, entre ellos, la posibilidad de transmitir el Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal, una condición irreversible que afecta el desarrollo físico, cognitivo y neurológico.

El 9 de septiembre, el mundo hace un llamado urgente a tomar conciencia.

Cada 9 de septiembre, con la conmemoración del Día Mundial del Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal, se busca concientizar a las mujeres embarazadas de que la maternidad y el alcohol no son compatibles y sensibilizarlas acerca de los riesgos y efectos nocivos, que implica el consumo de alcohol para el desarrollo del bebé.

Esta efeméride no solo informa, sino nos recuerda que proteger la vida comienza mucho antes del nacimiento y que cada decisión cuenta.

Aún en pequeñas cantidades, el consumo de alcohol durante el embarazo interfiere con el crecimiento saludable del feto, al traspasar fácilmente la barrera placentaria. Cuando una mujer embarazada bebe alcohol, este viaja por vía sanguínea y llega a la sangre, a los tejidos y a los órganos del bebé.

Efectos del Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal

La ingesta del alcohol durante el embarazo puede llegar a producir el Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF), cuyas consecuencias no son fácilmente visibles en los estudios de ultrasonido, sino hasta el momento del nacimiento.

Si bien no existen cifras actualizadas, en 2020, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), estimó que anualmente nacen alrededor de 119 mil niños y niñas con TEAF en el mundo.

Este trastorno está vinculado a una amplia gama de problemas neurológicos, como malformaciones morfológicas, producidas por defectos craneofaciales, retraso en el crecimiento del feto en el útero y del bebé, después del nacimiento, anomalías cardiacas, alteraciones cognitivas, conductuales, de socialización y del aprendizaje generados por daños en el Sistema Nervioso Central, que pueden desencadenar también el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) e incluso en parálisis cerebral.

Otras de las consecuencias pueden ser el crecimiento deficiente antes y después del parto, la baja talla y peso corporal, la disminución del tono muscular, la miopía, los retrasos en el habla y el lenguaje, la hiperactividad, el bajo coeficiente intelectual, así como problemas motrices, visuales y auditivos.

Las bebidas con alcohol consumidas durante la lactancia reducen los nutrientes de la leche materna, alteran la oxitocina de la madre, la hormona clave para la expulsión de leche, lo que puede provocar la dificultad para succionar.

El alcohol pasa directamente a la leche materna, afectando el sueño, el apetito y el desarrollo cognitivo del bebé, quien puede presentar estados de irritabilidad, alterando con ello, el vínculo madre-hijo.

Con el lema “Por una niñez sin alcohol”, FISAC organizó el Primer Congreso del Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal -a celebrarse 8 y 9 de septiembre- en donde especialistas nacionales e internacionales analizarán la epidemiología global y nacional del consumo del alcohol durante el embarazo, el impacto de beber en la etapa gestacional y la lactancia, las consideraciones de la genética y epigenética en el diagnóstico oportuno de los TEAF y generarán propuestas de programas para personas que viven con TEAF y los instrumentos de prevención.

Durante más de cuatro décadas, la Fundación de Investigaciones Sociales A. C. (FISAC) ha sido referente en la lucha contra el consumo nocivo de alcohol en México. La labor de FISAC busca transformar conductas sociales, guiada por cuatro ejes estratégicos: cero tolerancia al consumo de alcohol en menores de edad y mujeres embarazadas; evitar combinar el alcohol y el volante; promover la moderación y el consumo responsable, así como fomentar el respeto hacia quienes eligen no beber.

Educar a la sociedad sobre los riesgos de consumir alcohol durante el embarazo y la lactancia es más urgente que nunca. No existe una cantidad segura. Beber alcohol en estas etapas puede traducirse en daños permanentes para los bebés. Elegir no consumir alcohol en estos periodos es un acto de protección a la infancia y de responsabilidad parental. Porque el verdadero cuidado a la familia comienza antes del primer abrazo.

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