Colaborador Invitado

El repunte bursátil está más que justificado

Se está abriendo paso a un panorama mejor del que se temía: un motivo suficiente para el repunte en los mercados alcistas.

¿Acaso las bolsas ignoran la realidad? Se diría que están empachadas con el TACO —siglas en inglés de “Trump siempre se echa para atrás”— o embriagadas con las espumosas acciones meme. Así lo ven al menos los pesimistas desde que la subida de la renta variable mundial borrara rápidamente la corrección de principios de año.

Sin embargo, la realidad no es tan complicada. En primavera, los mercados, que siempre miran hacia delante, descontaron el peor escenario arancelario posible, que finalmente no se materializó. Y ahora se está abriendo paso a un panorama mejor del que se temía: un motivo suficiente para el repunte en los mercados alcistas.

El movimiento de las acciones depende, sobre todo, de las sorpresas. La tormenta arancelaria de Trump del 2 de abril sin duda provocó un enorme desconcierto. Con él afloraron los miedos a la recesión, la guerra comercial y la inflación. En algunos casos, estos temores eran justificados, en vista de los desorbitados gravámenes propuestos. Las cotizaciones, pues, anticiparon las terribles secuelas de esas medidas.

A decir verdad, el golpe se notó particularmente en los mercados estadounidenses. No en vano los aranceles siempre se vuelven en contra del país que los impone, ya que, en última instancia, repercuten en sus consumidores. Y no hablemos de los bandazos de Trump, que sumieron a su país en una mayor incertidumbre. Al final, la realidad se reveló mucho más benigna. Entre el 1 de enero y julio de 2025, Estados Unidos solo había recaudado alrededor del 42% de lo estimado en la hipótesis más desfavorable. El tipo efectivo cargado a las importaciones —según las tarifas reales cobradas— fue aproximadamente del 10% en junio, muy inferior al 17% del consenso de los analistas.

Esa diferencia se explica porque las empresas siempre encuentran resquicios legales e ilegales para eludir los recargos. A esto se suman las numerosas exenciones, como las que benefician a las mercancías transportadas en virtud del tratado de 2018 entre Estados Unidos, México y Canadá, o los productos excluidos. A fin de cuentas, muchos gravámenes son fácilmente evitables, como expliqué en mayo —por ejemplo, haciendo transbordos en países con tarifas más bajas—. Además, la Administración estadounidense no dispone de personal suficiente para inspeccionar el 99% de los envíos.

Igualmente, aunque ni de lejos se han alcanzado los “90 acuerdos en 90 días” que anunció Trump, se han firmado nuevos pactos comerciales. Desde luego, no son perfectos y entrañan recargos mucho mayores que los de 2024, pero no son tan lesivos como hacía presagiar la ola de profunda preocupación desatada el 2 de abril. Un alivio como este se convierte siempre en un factor alcista.

Es cierto que el trato entre Estados Unidos y China solo es una frágil pausa hasta noviembre, pero para el Reino Unido, Japón y la UE, los aranceles finales han resultado más bajos de lo previsto; también para Vietnam.

Los pactos contienen asimismo un montón de promesas vagas, como los supuestos “compromisos de inversión”. Por ejemplo, el plan de 550 mil millones de dólares firmado con Japón es, sobre todo, una línea de crédito de la que solo entre el 1% y el 2% de los fondos se destinarán a inversión directa, si es que alguna vez llegan a hacerlo... Lo importante para las bolsas es que todos los acuerdos son menos perjudiciales de lo que se preveía.

En cuanto a las posibles represalias, no queda mucho por decir después del toma y daca con China. La mayoría de los países está trabajando en estimular sus propias economías y eliminar las barreras con otros socios comerciales. En este sentido, México ha intensificado sus negociaciones con Corea del Sur y está en conversaciones con Canadá. Paralelamente, el Reino Unido ha sellado un pacto con la India.

Por otra parte, el temido caos que se esperaba en la cadena de suministro tampoco estalló. De hecho, el Índice de Presión sobre la Cadena de Producción del Banco de la Reserva Federal en Nueva York está prácticamente en el mismo nivel de su media histórica desde 1997.

En definitiva, los mercados se han recuperado de forma racional y justificada. Reflejan, en fin, el éxito de las economías capeando la tormenta arancelaria y la mejora de las perspectivas de los resultados empresariales.

De todas formas, la renta variable de Estados Unidos va rezagada en 2025, y esto pone en evidencia que los aranceles son negativos sobre todo para ese país. Hasta el 8 de agosto acumulan unas pérdidas del 2.4%; frente a las ganancias del 7% en el resto del mundo o el espectacular 20.2% de la bolsa mexicana.

Los aranceles son malos, y punto. Aunque cuando los mercados están preparados para lo peor, el “no tan malo” constituye un escenario alcista.

Ken Fisher

Ken Fisher

Fundador, presidente ejecutivo y codirector de inversiones de Fisher Investments

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