Colaborador Invitado

Compliance: la brújula para las instituciones financieras

La experiencia demuestra que la colaboración organizada eleva los estándares operativos y ayuda a enfrentar desafíos comunes.

En el contexto financiero mexicano, marcado por una creciente vigilancia regulatoria y una mayor presión internacional, el compliance se ha convertido en un eje estratégico para las entidades que ofrecen servicios financieros diversos. La competitividad empresarial se fortalece al apoyarse en el sistema financiero y las buenas prácticas de cumplimiento normativo deben ser la brújula que guíe sus procesos.

Hoy el reto es doble. Por un lado, consolidar una cultura interna de cumplimiento que atraviese todas las áreas de las organizaciones. Por otro, alinear los marcos normativos nacionales con las mejores prácticas globales. La tarea no es menor: el cumplimiento normativo ya no solo responde a una obligación legal, sino que se asume como una herramienta de gestión de riesgos y de sostenibilidad del negocio.

En sectores como el arrendamiento financiero y el factoraje, donde los flujos de capital son dinámicos y complejos, los procesos sólidos de debida diligencia, monitoreo transaccional y evaluación de contrapartes se vuelven indispensables. La ausencia de estos controles puede abrir la puerta a que estas entidades sean utilizadas como vehículos de actividades ilícitas.

Para cerrar esa brecha, la inversión en capacitación continua y en tecnologías de monitoreo inteligente ya no es opcional. Anticipar tendencias y riesgos, y fortalecer la cooperación entre actores públicos y privados, es la fórmula que ha permitido a gremios como AMSOFAC (Asociación Mexicana de Sociedades Financieras de Arrendamiento, Crédito y Factoraje) mantenerse vigentes y propositivos durante cinco décadas. La experiencia demuestra que la colaboración organizada eleva los estándares operativos.

La referencia internacional es clara. La Guía de la OCDE de Debida Diligencia para una Conducta Empresarial Responsable ofrece un marco para identificar, prevenir y mitigar impactos adversos en ámbitos como el medio ambiente, la gobernanza y, por supuesto, las finanzas. Su objetivo va más allá de los checklist normativos: propone integrar el compliance en la estrategia y operación diaria.

En la misma línea, la Guía de la OCDE de Cumplimiento Regulatorio e Inspecciones incorpora principios como transparencia, proporcionalidad y rendición de cuentas; bases indispensables para generar confianza entre reguladores, clientes e inversionistas. A ello se suman los Principios Básicos de Supervisión Bancaria Efectiva de Basilea, que, aunque pensados para la banca, resultan aplicables para cualquier intermediario financiero que aspire a operar con integridad y transparencia.

El aprendizaje es evidente: políticas de cumplimiento robustas reducen el riesgo sistémico y fortalecen la competitividad del sector. En un momento en que las economías son cada vez más interconectadas, el mensaje no admite matices: el compliance ya no es un lujo, es el estándar mínimo para sobrevivir y prosperar en un sistema financiero moderno y resiliente.

Alberto Martínez

Alberto Martínez

Presidente de AMSOFAC

COLUMNAS ANTERIORES

Crece el interés por seguros contra riesgos digitales
Compliance: Tras sanciones, el momento de prevenir es ahora

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.