Decano de la Escuela de Ciencias sociales de la UDLAP.
De acuerdo con Our World in Data y The Economist la democracia está en declive alrededor del mundo. El filósofo Karl Popper plantea que la tolerancia de la democracia puede llevarla a su destrucción, por lo que no se debería permitir llegar al poder a personas con intenciones dictatoriales.
Timothy Snyder en The New Yorker argumenta que el trumpismo es una forma de fascismo que promueve el odio, creando a un enemigo que supuestamente orquesta una conspiración, como la del gran reemplazo de los inmigrantes no blancos que buscan destruir a la sociedad blanca. Trump culpa con la extrema derecha a los inmigrantes no blancos de ser criminales y genera una emergencia ante un enemigo inexistente. Utiliza a las deportaciones violentas para dividir a la sociedad. El fascismo tiene una base social que Trump promueve basado en una dicotomía de “nosotros” o “ellos”. Según Snyder, Trump buscará permanecer en el poder.
De acuerdo Psychology Today, Trump desprecia valores como, la sencillez, la honestidad y la empatía. Lo suyo es el egoísmo, la agresividad y la manipulación. Los psicólogos ven con preocupación trastornos narcisistas, antisociales y paranoides. La presidencia de Trump se caracteriza por su desprecio a la verdad y la fabricación de mentiras denigrantes. Trump promueve la alarmante polarización política en Estados Unidos.
En su libro The Art of the Deal, Trump recomienda “push, push, push” para obtener lo que quieres. Negociar desde una posición de fuerza es lo más importante para extraer el máximo de concesiones contando con algo que la otra parte necesita, como el tamaño del mercado americano o su poderío militar.
En un artículo reciente (Where is the Global Resistance to Trump, Project Syndicate) Dany Rodrik dice que a pesar de tener un tamaño y poder comparable al de Estados Unidos, la Unión Europea (UE) fue una decepción en su respuesta a las exigencias comerciales de Trump, pues cedió sin nada aparente a cambio. China adoptó una postura más dura y digna al tomar represalias con aranceles y al restringir las exportaciones de minerales críticos a Estados Unidos, algo que EU necesita. China debería presentar un modelo alternativo de orden económico mundial.
Trump utiliza los déficits comerciales de su país frente a otros países para crear enemigos ficticios, argumentando falazmente que el mundo ha abusado de su mercado. Las bravuconerías de Trump amenazando con aranceles a Brasil para salvar a su aliado golpista Jair Bolsonaro de la cárcel han acercado a Brasil con China. La India, aliada estratégica de EU frente a China, también se ha visto amenazada por aranceles por comprar energéticos de Rusia. La iniciativa de los BRICS de crear un orden alternativo al dominado por Estados Unidos parece tomar fuerza. Trump se vuelve un aliado para acabar con el orden establecido por su propio país.
Trump extrae concesiones de la necesidad de los otros, como exigir inversiones cuantiosas a cambio de acceso al mercado de EU, creándose un mercado de favores. Las decisiones económicas en EU dejan de ser de libre mercado donde todos compiten en igualdad de circunstancias para pasar a ser una economía administrada por los intereses del líder. EU se convierte en un capitalismo de amigos.
Trump no ofrece un modelo global alternativo. Mientras EU se vuelve una autarquía, habría que pensar en un nuevo equilibrio global encabezado por la Unión Europea (democracia) y por China (autocracia), las otras dos grandes potencias Económicas.
Trump debe ser desafiado con fuerza y no acomodado como Hitler antes de la Segunda Guerra Mundial. Se requiere un nuevo marco global para resistir las políticas de Trump que empobrecen a los demás. Mientras tanto, Trump cambia de opinión traicionando a Europa, y en lugar de sanciones anuncia una cumbre con Rusia en Alaska.