Colaborador Invitado

De liebres a tortugas

La Junta de Gobierno parece haber concluido la fase de calibración inicial y, con ello, se aproxima a un terreno más estrecho, en el que los márgenes de acción se reducen y cada paso exige mayor cautela.

Durante los últimos seis meses, el Banco de México ha avanzado con paso firme en un ciclo de relajamiento monetario sin precedentes recientes. Cuatro recortes consecutivos de 50 puntos base —una ruta poco común para una institución caracterizada por su prudencia— marcaron un inicio decidido, casi impetuoso. Sin embargo, este jueves, todo apunta a que esa velocidad quedará atrás. El Banco de México está a punto de transformarse de liebre, a tortuga.

Se espera un recorte de 25 puntos base para llevar la tasa objetivo de 8.00% a 7.75%. Más allá del monto, lo relevante será el mensaje. La Junta de Gobierno parece haber concluido la fase de calibración inicial y, con ello, se aproxima a un terreno más estrecho, en el que los márgenes de acción se reducen y cada paso exige mayor cautela. El lenguaje será clave para dejar claro que la velocidad que caracterizó el inicio del ciclo no se mantendrá en los próximos meses.

Este cambio de ritmo ocurre en un entorno con señales mixtas. Por un lado, los datos más recientes sobre la inflación muestran una trayectoria menos benigna. La inflación general y la subyacente han repuntado, en buena medida por el comportamiento de los precios de mercancías y algunos productos agropecuarios. Aunque la mayoría de los miembros de la Junta considera que se trata de presiones transitorias, también reconocen que la inflación de servicios se ha moderado menos de lo previsto, y que persisten riesgos al alza.

Por otro lado, el panorama económico ha dado algunas sorpresas positivas. La estimación oportuna del PIB para el segundo trimestre mostró un crecimiento mayor al esperado, sugiriendo que la economía ha mostrado más resiliencia de la que se anticipaba. Esta mejora, junto con la estabilidad del tipo de cambio y una menor volatilidad en los mercados financieros internacionales, ha reducido la urgencia de recortes acelerados. En este nuevo contexto, un enfoque más gradual se vuelve no sólo razonable, sino necesario.

El cambio de tono ya había sido anticipado en las minutas de la última reunión. En ellas, se evidenció que aunque la mayoría de los miembros apoyó el recorte de 50 puntos base, también comenzaron a delinear una nueva narrativa: una en la que los ajustes futuros serán más mesurados, dependientes de los datos y atentos al entorno externo. La discusión interna dejó claro que la fase de recortes agresivos había cumplido su función, y que lo que viene ahora es un camino más lento, pero igual de estratégico.

En nuestra encuesta más reciente con inversionistas, casi todos los participantes anticipan un recorte de 25 puntos base en la reunión de agosto, con una decisión dividida (4-1) y un tono de comunicación ampliamente neutral. El consenso general se mantiene en que la tasa de política monetaria cerrará el año en 7.50%. Sin embargo, algunos inversionistas extranjeros consideran posible un recorte adicional hacia 7.25%, en contraste con los participantes locales, que tienden a ver menores probabilidades de un relajamiento más profundo.

La encuesta también revela que los mercados desarrollados —particularmente las decisiones de la Reserva Federal— fueron señalados como el principal factor que determinará las tasas en México, por encima de la política monetaria local. En términos de posicionamiento, los inversionistas locales se encuentran relativamente más expuestos a instrumentos de tasa fija, mientras que los extranjeros mantienen una postura neutral, reflejando cautela ante los riesgos externos. Respecto al tipo de cambio, la mayoría de los participantes ubica al peso en un rango de 18.50 a 19.50 por dólar, aunque identifican la fortaleza del dólar estadounidense como el principal determinante de su desempeño en el corto plazo.

En este nuevo tramo del ciclo, Banxico deberá balancear con precisión los riesgos inflacionarios con el mandato de procurar condiciones monetarias que apoyen la estabilidad y el crecimiento. El margen para continuar recortando la tasa existe, pero será cada vez más estrecho. Si la inflación no cede como se espera, o si la Reserva Federal decide postergar el inicio de su propio ciclo de recortes, las condiciones para continuar relajando la política monetaria podrían evaporarse rápidamente.

En ese contexto, un recorte de 25 puntos base esta semana sería una señal clara de transición. Dejaría atrás la fase de ajustes agresivos y marcaría el inicio de un enfoque más gradualista. Un enfoque más pausado no implica inacción: implica reconocer que en política monetaria, como en tantas otras cosas, la celeridad no siempre es virtud. La liebre cumplió su cometido. Es momento de que la tortuga tome el relevo.

Víctor Gómez Ayala

Víctor Gómez Ayala

Economista en jefe de Finamex Casa de Bolsa y Fundador de Daat Analytics

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