Colaborador Invitado

Cómo identificar lo que realmente importa a la hora de invertir

La información que todo el mundo conoce suele ser falsa. Si desea conseguir una ventaja en el mercado, cuestione esas convicciones como si fuera un científico.

¿Qué creencias tiene que resultan ser falsas? Plantearse esta pregunta puede darle una ventaja a la hora de invertir. Sin embargo, muchos inversionistas no se lo cuestionan.

Al contrario, aceptan la sabiduría popular sin dudar, como la creencia de que los ratios precio-beneficio (PER) elevados, la subida de los impuestos y las guerras regionales, entre otros factores, son perjudiciales para la renta variable.

No cometa el mismo error, pues la información que todo el mundo conoce suele ser falsa. Si desea conseguir una ventaja en el mercado, cuestione esas convicciones como si fuera un científico y, para ello, la historia es el “laboratorio” ideal.

La historia nos permite refutar una buena parte de las afirmaciones con datos, y la mayoría no superan la prueba. Analicemos, para empezar, el principio de que los PER altos perjudican a las acciones, y viceversa. Este argumento se puede rebatir fácilmente, pues desde 1987 la relación media entre precio y beneficios (precio dividido entre los beneficios del año anterior) de las acciones mexicanas se sitúa en 15.6. El dato mensual superó esa cifra en 179 ocasiones hasta junio de 2024 y, en los siguientes 12 meses, la bolsa mexicana bajó 58 veces y subió 121; es decir, cosechó ganancias con una frecuencia del 67.6%. Justo lo contrario de lo que sostiene la creencia popular. Además, tras los 269 meses en que los PER se situaron por debajo de su media, la renta variable se revalorizó el 79.9% de las veces. Todos estos ejemplos ponen de relieve que la renta variable suele subir con más regularidad de la que baja y que los PER no tienen ninguna influencia en este fenómeno.

Veamos ahora si, como se suele creer, es cierto que la rentabilidad de enero pronostica la evolución de todo el año. Para ello, podemos utilizar los resultados históricos del índice BMV. Desde 1987, cuando el primer mes ha sido positivo, ese año ha cerrado con ganancias 18 veces y, con pérdidas, 4 veces. ¿Es suficiente para confirmar el valor predictivo de enero? Rotundamente, no. Solo indica, de nuevo, que las acciones suben con más frecuencia de la que bajan. Por otro lado, cuando enero ha sido malo, el año ha cerrado en positivo 6 veces y en negativo, 10 veces. O sea, que carece de capacidad predictiva.

La historia también desmiente muchos temores populares relacionados con la inversión, como el supuesto daño de los déficits comerciales, las guerras regionales (como la de Oriente Próximo los últimos años) o los desastres naturales.

En lo que respecta a las subidas de impuestos, tampoco son necesariamente malas para las bolsas. En el Reino Unido, la renta variable está avanzando a buen ritmo a pesar del aumento de los gravámenes sobre los salarios de abril. Asimismo, las acciones mexicanas alcanzaron nuevos máximos históricos en 2014, pese a que acababa de aprobarse una reforma fiscal que aumentaba los impuestos de manera generalizada e imponía nuevos gravámenes. Y podríamos seguir dando numerosos ejemplos.

La historia no se repite nunca de la misma manera. Pero invertir no va de certezas, sino de probabilidades, y es la historia la que las asigna. Así pues, si la gente dice que algo hace mella en las acciones, pero resulta que ha precedido buenas rentabilidades el 70% del tiempo, hay una alta probabilidad de que ese factor no sea negativo.

En definitiva, no debe descartarse del todo la creencia popular, aunque se puede analizar qué otras cosas han pasado ese 30% de las veces restantes en que ese factor ha resultado negativo. Quizá haya sido una casualidad o quizá había otro elemento en juego. Por lo tanto, conviene revisar si ese elemento ha sido sistemáticamente negativo. En caso afirmativo, tal vez haya una razón económica para ello, así que quien la encuentre tendrá una información valiosa de la que pocos disponen; lo cual le aportará una enorme ventaja.

Los mercados descuentan la información conocida por todos, incluidos los mitos y dogmas habituales. Cuando es consciente de que la sabiduría popular puede llevar a los inversionistas a cometer errores, puede posicionarse ante una realidad mucho más prometedora de lo que creen los mercados. Hágalo y la próxima sorpresa positiva reforzará su cartera.

Ken Fisher

Ken Fisher

Fundador, presidente ejecutivo y codirector de inversiones de Fisher Investments

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