Colaborador Invitado

Por favor, hay mucho más allá de Estados Unidos

Nuestra gran relación con Estados Unidos no se limita al intercambio comercial.

Son ya van varios meses en los que se ha hablado del tema de la política arancelaria impulsada por el Presidente Trump al resto de los países del mundo. En México la preocupación no ha sido menor por el impacto competitivo que esto puede traer a industrias estratégicas y de relevancia nacional como la manufacturera, la automotriz, la agrícola, entre otras. Y es entendible ver que delegaciones del gobierno mexicano van y vienen a negociar con su contraparte norteamericana ya que más del 75% de las exportaciones de nuestro país son a Estados Unidos, lo que en 2024 representó casi 500 mil millones de dólares (mmd).

Nuestra gran relación con Estados Unidos no se limita al intercambio comercial. En temas de inversión extranjera directa (IED), en 2024, México logró inversiones de compañías del vecino del norte por poco más 16 mmd, la cuarta mejor cifra de los últimos 25 años. Solo los años 2001, 2015 y 2019 superaron el nivel del 2024. Lo que sí fue diferente del año anterior y que no se había visto en el último cuarto de siglo, fue el tipo de inversión generada ya que el 90% de la IED fue por reinversión de utilidades, casi 15 mmd, confirmando la buena racha que se comenzó en 2023 cuando 11 mmd, el 82% de la IED, también permaneció en México.

Esta reinversión de utilidades se refiere a que las ganancias generadas por las empresas extranjeras se quedaron en México y no se repatriaron a Estados Unidos. Esto es definitivamente positivo para nuestro país porque genera más empleos, más inversión, más actividad económica. El que las empresas extranjeras hayan decidido reinvertir los recursos en el propio país podría tener múltiples explicaciones, pero una de ellas es que esas empresas encuentran buenas oportunidades en nuestro país y que están dispuestas a seguir apostando, lo que es una señal muy alentadora de que vale la pena invertir en México. Esto no era lo normal ya que, con excepción de los últimos dos años, en los últimos 25 años el promedio de la reinversión de utilidades como parte de la IED era del 34%.

¿Cuál sería el reto de nuestro país y de nuestro gobierno? Las nuevas inversiones de compañías provenientes de Estados Unidos. El año 2024 fue uno de los 4 peores de los últimos 25 junto con 2000, 2014 y 2023. El año anterior se recibieron únicamente 2 mmd. Y es justamente en este punto en donde quisiera enfocar la reflexión.

Estamos frente a una buena racha en la que empresas extranjeras que ya invirtieron en el país, creen en México y deciden dejar sus recursos aquí, lo que podría leerse como que somos un buen destino de inversión. Sin embargo, al mismo tiempo enfrentamos un reto importante: han dejado de venir nuevas inversiones por parte de nuestro principal socio comercial. Habiendo demostrado que es viable invertir en el país y que las inversiones permanezcan, ¿no sería momento de levantar la mirada y seguir explotando otras regiones del mundo tanto para diversificar nuestras exportaciones como para invitar a empresas a invertir en México?

México es uno de los países con más tratados de libre comercio con el mundo, lo que nos permite tener condiciones arancelarias preferenciales con más del 60% de la economía mundial. De acuerdo a la Secretaría de Economía, nuestro país tiene 14 tratados de libre comercio con 52 países y 30 acuerdos para la promoción y protección recíproca de las inversiones con 31 países o regiones administrativas. Además, se tiene participación activa en la OMC, la APEC, el OCDE y la ALADI. Si bien el T-MEC es nuestro tratado más relevante, el segundo es con la Unión Europea con quienes tenemos acuerdos arancelarios con 27 países. Y uno nada despreciable es el que se da con el Tratado de Asociación Transpacífico que involucra a países como Japón, Australia y Singapur en donde se accede a más de 500 millones de consumidores.

Es importante reconocer que otros países, también considerados economías en desarrollo, no tienen la misma oportunidad que la que tenemos en México. Esta tarea de construir una red de tratados comerciales se hace desde hace varios años y a través de administraciones de todas las corrientes políticas que han gobernado. Gran parte de la tarea ya está hecha, tenemos los vehículos, los mecanismos y las regulaciones. Ahora falta a los protagonistas: las empresas y los empresarios.

Nuestra dependencia económica con Estados Unidos, si bien ha sido muy benéfica para ambas naciones, en temas actitudinales y culturales en ocasiones parecería hasta nociva por el nivel de conformismo que nos ha generado. Nuestra posición geográfica en América del Norte, nuestros recursos naturales, la capacidad de los mexicanos y el nivel de calidad de nuestros productos y de nuestras empresas nos debería impulsar a mayor hambre por la diversificación. Y esta apuesta no implica olvidar o abandonar a quien ha sido nuestro principal socio y aliado comercial. Primero, porque materialmente no podríamos reinventar al país de la noche a la mañana, y segundo porque Estados Unidos ha sido uno de nuestros principales motores de crecimiento y no nos conviene darle la espalda.

Son muy positivas las noticias recientes de que se busca profundizar el comercio con otro gigante de América como lo es Brasil, que se está planteando una nueva firma de tratado comercial con la Unión Europea en 2026, o la reciente noticia que ha salido en medios de la visita a finales del 2025 del Presidente de Singapur a México para anunciar su Embajada número 30 en el mundo y fortalecer lazos comerciales y empresariales. Todas estas oportunidades están al alcance de la mano de empresas y empresarios que quieran encontrar nuevos mercados y romper paradigmas. Lograr diversificarnos no hará que en adelante no nos importe que nuevos aranceles estadounidenses se apliquen a nuestro país, pero lo que sí, es que nos permitirá tener menores niveles de incertidumbre, propios de una economía diversificada y en consolidación.

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