La Real Academia Española (RAE) establece siete expresiones de la palabra república que en su origen etimológico grecolatino significa, “la cosa pública”, “el poder del pueblo depositado en sus representantes”.
Entre las acepciones que registra la RAE, destaca “la organización de Estado cuya máxima autoridad es elegida por los ciudadanos o por el Parlamento para un período determinado”. También establece que “por oposición a los gobiernos injustos, como el despotismo o la tiranía, la forma de gobierno está regida por el interés común, la justicia y la igualdad”. La asignación de la RAE resalta dos profundos significados de contenido democrático, tanto en la elección de origen como la legitimidad del desarrollo de un gobierno.
México también es presa de esa pesadumbre de la autocracia que lo mismo transita en el Norte y Sur del planeta. La 4T desde el palco de honor del coliseo pone su pulgar abajo para destazar los instrumentos de la república en su acepción de elegir, pero también la de desaparecer los pesos y contrapesos que deben existir en todo poder que se precie de ser democrático, más allá de las formas y fondos de cada nación. La gayola enardecida busca la venganza que retrata Andrea Rizzi en su libro “La era de la revancha” donde la racionalidad, espíritu crítico, diálogo y pragmatismo son devorados por los leones hambrientos bajo la mirada unipersonal de un nuevo emperador que derribó todo vestigio republicano.
Conviene apuntar algunas formas que más allá de la destrucción interna del régimen democrático que demolió la dignidad republicana del Congreso de la Unión, destrozó la independencia del Poder judicial y destruyó la autonomía de los órganos técnicos, son remanentes de un sector de la sociedad que es cómplice de tal destrucción. Aquí unos ejemplos de cómo las repúblicas pueden caer por acciones consentidas de algunos colectivos, personas de cierto poder o desde la célula de un ciudadano:
1. Cuando los gremios de profesionistas de determinada materia queman inciensos a impresentables que en la vida democrática fustigaba por su débil solvencia profesional, moral o laboral. Cuando estos últimos son encumbrados por la autocracia del Palacio, muchos colectivos ahora los alaban, buscan su canonjía más allá de la foto que los exhibe.
2. Cuando líderes empresariales piensan que pueden lidiar con las “magias del totalitarismo” porque “business are business” y en su alabanza al líder máximo creen que no habrá regulaciones o que los favores serán retribuidos, pero el día de mañana están al borde de sobrerregulación, sin atención a sus legítimas demandas y al borde del fantasma de la expropiación, de la que el nuevo régimen cambiará la palabra por un conjunto de nuevas normas y leyes de sutil interpretación de un Estado hiper intervencionista. De nada servirá el acudir a eventos de escenografía donde los empresarios aplauden al vacío en metas difíciles de avanzar o en planes que nacieron muertos.
3. Cuando no ir a votar, no necesariamente por determinado partido político, se pretende leer como un acto revolucionario sin consentir que el abstencionismo puede ser más poderoso -en especial en los distritos de elección de mayoría relativa para el Congreso de la Unión- que la fuerza que tapiza una nueva hegemonía política que pese a ganar por el sufragio inicia la destrucción de la democracia, primero la electoral y después dentro del poder, en defensa y contra el poder.
4. Cuando off the record los propios legisladores o altos funcionarios del oficialismo dicen que es una barbaridad lo votado, pero acatar debe ser lo suyo si quieren seguir viviendo del presupuesto público para no ser defenestrados por más que el país vaya al desbarrancadero exhibiendo el oportunismo y la indignidad con la que se mancha el escaño o curul.
5. Cuando el editor despide a plumas brillantes para no molestar a la nueva hegemonía y en ese trance las verdaderas mentes ganan centavos por escribir mientras la prensa rosa de lo vulgar hace millonarios a los exponentes de la subcultura de la adulación.
6. Cuando el youtuber de lo intrascendente o el texto servidor tienen una granja cibernética para contaminar el debate poniendo adelante el oprobio de la propaganda que no admite discusión ni debate informado.
7. Cuando millones de mexicanos pierden su densidad ciudadana para reconocerse como garantes entre sus derechos y obligaciones y miman al nuevo paternalismo con base a transferencias que son paliativo contra el fantasma de la desigualdad social, asunto peor que la pobreza como la impunidad es a la corrupción.
8. Cuando los mejores cuadros técnicos de la cosa pública fueron liquidados, despreciados y agredidos rompiendo la oportunidad de una administración pública federal de Estado y no del régimen y para el régimen.
9. Cuando la sociedad permite que el “machete sin filo” tasaje baluartes para el genuino desarrollo de la salud, la educación, las artes, la cultura, la diplomacia, entre otros campos. Y cuando las instituciones del Estado se “desnaturalizan” como las Fuerzas Armadas o el Servicio Exterior para ser refugio de nuevas complicidades o de favores unipersonales que van contra el mérito, la lealtad, la misión constitucional de los instrumentos del Estado y las propias luchas de libertad que la historia registra en la defensa, perfeccionamiento y desarrollo de México. La historia real no la que se “autoproclama como Cuarta transformación”.
10. Cuando una silenciosa y cómplice mayoría de la sociedad privilegia el sexto significado de la república que hace la RAE, como “el lugar donde reina el desorden” y festeja al “gobierno de los peores” que es el significado de la kakistocracia. Cuando se festeja que no se dialogará con la oposición política porque se habla directamente con el pueblo, palabra que dice todo y nada a la vez. La quimera en la era de la revancha.
Mantener el rumbo de esa trágica decena es el inexorable camino a la barranca de donde habrá que agarrarse de donde sea para recuperar a la genuina república que incluya a todos y no siga con la simpleza de dos bandos bajo la palabra del neo caudillo que no confunde la sombra de la ceiba con la del verdadero poder.