Colaborador Invitado

Perspectivas económicas del Mundial de 2026

Desde acciones con exposición directa al Mundial hasta sectores como infraestructura, turismo, medios y consumo, la clave está en anticipar las tendencias y tomar decisiones informadas.

México hará historia como el primer país en ser sede de tres Copas del Mundo varoniles. Tras los hitos de 1970 y 1986, el Mundial de 2026 —organizado en conjunto con Estados Unidos y Canadá— volverá a colocar al país en el centro de la atención global. Más allá del simbolismo, el torneo representa una palanca económica clave: impulsa el turismo, detona inversión en infraestructura y amplía la visibilidad de México en un entorno internacional cada vez más competitivo. A un año del inicio, analizamos los posibles efectos económicos que este evento podría generar en el país.

Organizar un Mundial exige inversión. México destinará cerca de 805 millones de dólares en infraestructura, con énfasis en la Ciudad de México y su aeropuerto. Aunque relevante, la cifra es modesta frente a los más de 10,000 millones de dólares que invertirá Estados Unidos y los 1,400 millones asignados por Canadá. La diferencia responde al número de partidos: México solo recibirá 13 encuentros del Mundial, mientras que Estados Unidos concentrará 78, incluidos todos los de eliminación directa.

El gasto no es casual ni decorativo: responde a la expectativa de detonar sectores clave como la construcción, la movilidad y el turismo. La evidencia ya es clara. Desde su regreso en 2015, al autódromo de la Ciudad de México, la Fórmula 1 ha inyectado más de 7,000 millones de dólares a la economía mexicana. Y no es un caso aislado; la NFL, la NBA y la MLB han demostrado que México no solo tiene la capacidad de organizar eventos de talla mundial, sino también de capitalizar el entusiasmo regional, especialmente entre los visitantes latinoamericanos.

Pero el Mundial es otra historia. Es el evento deportivo que, a nivel global, puede generar la mayor derrama económica para un país. Brasil 2014 generó un crecimiento del PIB de 1.2% y 158 mil empleos temporales, aunque su legado fue principalmente turístico. Rusia 2018 modernizó la infraestructura y aportó más de 14 mil millones de dólares a la economía, creando más de 300 mil empleos. Qatar 2022, con una inversión récord de 200 mil millones consolidó su posicionamiento global.

De acuerdo con estimaciones, los 13 partidos que se celebrarán en México podrían dejar una derrama cercana a los 1,000 millones de dólares, impulsada por la llegada de aproximadamente 5.5 millones de visitantes durante el torneo. Esto representaría un incremento significativo en el turismo nacional. Además, se espera la creación de 24 mil empleos directos vinculados a actividades relacionadas con el Mundial: desde voluntarios en los estadios hasta pilotos adicionales para cubrir el aumento en los vuelos internacionales hacia el país.

Al incorporar actividades culturales, gastronómicas y deportivas a lo largo del país, algunos analistas estiman que la derrama económica indirecta podría acercarse a los 7,000 millones de dólares. Más allá de esas cifras, el Mundial representa una plataforma estratégica para marcas globales, patrocinadores y empresas del sector deportivo, que ven en el evento una oportunidad única para ampliar su alcance y consolidar su presencia en el mercado mexicano.

El Mundial llega en un momento clave para México: con un entorno global complejo y presiones internas sobre el crecimiento económico, eventos de esta magnitud no solo aportan visibilidad internacional, sino que también activan motores internos. Empresas como GAP y OMA, operadoras de aeropuertos en destinos clave como Guadalajara y Monterrey, podrían beneficiarse del aumento en el tráfico turístico. En la capital, Ollamani ha destinado más de 158 millones de dólares a la renovación del Estadio Azteca, rebautizado como Estadio Banorte, lo que refuerza el atractivo del recinto y abre nuevas oportunidades de ingresos para el Club América, desde boletaje hasta patrocinios. Televisa, con derechos exclusivos de transmisión, también se perfila como uno de los principales ganadores. A nivel global, marcas como Nike, Adidas, Visa y Coca-Cola suelen capitalizar la visibilidad del torneo con repuntes tanto en ventas como en precio de sus acciones.

En GBM analizamos cómo estos movimientos pueden transformar el panorama de inversión. Desde acciones con exposición directa al Mundial hasta sectores como infraestructura, turismo, medios y consumo, la clave está en anticipar las tendencias y tomar decisiones informadas. El Mundial no solo es un espectáculo deportivo: es un reflejo de cómo la economía, los mercados y las decisiones de inversión se cruzan en el escenario global.

Miriam Acuña

Miriam Acuña

Economista en Jefe en GBM

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