Al inaugurar las Juntas Internacionales el 1 de julio quedó claro que México no es un espectador, sino un actor central del nuevo orden económico global. Durante tres días, líderes empresariales, diplomáticos y expertos analizaron los retos y oportunidades que definirán el comercio, la inversión y la competitividad de nuestro país en América del Norte, Europa y América Latina.
En estas juntas presenciamos paneles enriquecedores, haciendo un pequeño repaso, el diálogo “El futuro de las cadenas de valor en América del Norte” exploró, con la US‑México Foundation y Magna International, cómo la reindustrialización de Estados Unidos representa oportunidades de especialización y encadenamiento productivo para nuestras MiPyMEs.
En “Perspectivas económicas, políticas y comerciales en el Nuevo Orden Económico Norteamericano”, académicos de ITESM y la Universidad de Navarra coincidieron en que la certeza jurídica y un Estado de derecho sólido son esenciales para atraer inversión y expandir el empleo formal.
El panel “Haciendo negocios en Norteamérica: Oportunidades, retos y alianzas estratégicas” reunió a la AmCham y Cancham para subrayar la importancia de la interoperabilidad regulatoria y las ventanillas únicas que agilicen trámites y reduzcan costos.
La transición energética cobró fuerza en “Integración del sector energético en Norteamérica con enfoque ESG”, donde CFE, Sempra y expertos en sustentabilidad delinearon la ruta hacia una matriz limpia, eficiente y resiliente. Al final del primer día, “China en el Nuevo Orden Comercial Mundial” puso en perspectiva el alcance de la política industrial china y la necesidad de diversificar nuestras alianzas más allá de América del Norte.
El 2 de julio abrió con la conferencia magistral “México y la Unión Europea: Una alianza estratégica para un mundo en transformación”, destacando el potencial del Acuerdo Global para eliminar aranceles y promover inversiones en energías limpias y tecnología. A continuación, “El Acuerdo Global México–Unión Europea: Impulsando una visión compartida de comercio e inversión” profundizó en los beneficios concretos de su modernización.
En “De México a Europa: Experiencias empresariales en un mercado de alto desempeño”, empresas como Aztec Fruits y CEMEX describieron sus estrategias de internacionalización. El panel “El camino hacia una transición sostenible global” planteó la cooperación en modelos bajos en carbono, impulsada por la BDI y CEMEFI.
El 3 de julio, “América Latina en el tablero global” analizó el rol de la región en la geopolítica actual, mientras que “Perspectivas para una integración latinoamericana inclusiva” reunió a líderes de Perú, FIJE y la OIT para proponer estrategias de desarrollo equitativo.
“Éxito con sello latinoamericano: Historias que transforman” inspiró con casos de Smart Fit, Mercado Libre y Rappi, mostrando cómo la innovación y la resiliencia crean valor social y crecimiento sostenible. Finalmente, la conferencia “Nuevas Coordenadas Geoeconómicas: América Latina, EE.UU. y China” trazó el futuro de la integración comercial tripolar.
Estas Juntas Internacionales no fueron un simple foro: fueron un manifiesto de ambición y corresponsabilidad. En COPARMEX refrendamos el lema “tanta sociedad como sea posible y solo tanto gobierno como sea necesario” para consolidar alianzas, diversificar mercados y fomentar un crecimiento inclusivo. México encara el reto de construir puentes, atraer inversión productiva y posicionarse como protagonista en la economía global.
El liderazgo empresarial mexicano debe traducir estas discusiones en proyectos tangibles que generen empleos dignos, fortalezcan la competitividad y promuevan un desarrollo sostenible para las generaciones futuras. #OpiniónCoparmex
Juan José Sierra Álvarez
Presidente Nacional de COPARMEX