Durante décadas, las empresas familiares han sostenido la economía mexicana sin pedir reflectores. Han sido fuerza de trabajo, comunidad y resiliencia. Y aunque rara vez aparecen en las portadas, representan más del 70% del empleo formal y aportan más del 65% del PIB nacional.
Hoy, ese motor económico empieza a organizarse como nunca antes.
En septiembre de este año, lanzaremos la Asamblea Nacional de Empresas Familiares (ANEF): un nuevo espacio de articulación con representación en los 32 estados del país (G32), respaldado por CONCANACO SERVYTUR, CANACINTRA y una red creciente de organizaciones con presencia territorial.
¿Por qué una Asamblea?
Porque la realidad económica del país cambió, y la representación del sector productivo también debe hacerlo.
Las empresas familiares enfrentan retos enormes: competencia desleal de la informalidad, acceso limitado al financiamiento, saturación regulatoria, escasez de talento y brechas digitales. Pero también cuentan con enormes activos: cercanía, arraigo, agilidad, vocación comunitaria.
La ANEF busca canalizar esa fuerza con una agenda útil y colaborativa. ¿Qué significa eso?
- Más interlocución, menos burocracia. Espacios para dialogar con el gobierno, con datos, propuestas y soluciones reales.
- Más acción, menos discurso. Agendas locales articuladas por quienes conocen su territorio, no por organizaciones remotas.
- Más alianzas, menos silos. Conectar a las empresas familiares con academia, gobierno, organismos internacionales y nuevos mercados.
La ANEF no nace para confrontar a nadie. Nace para sumar. Para aportar. Para actualizar la conversación sobre el desarrollo económico con una perspectiva más representativa, más diversa y más cercana a la gente que todos los días produce, vende, contrata, paga impuestos y sostiene comunidades enteras.
Porque hablar de sector privado en México también es hablar de un taller en León, una ferretería en Mérida, una pequeña constructora en Durango o una cafetería en Puebla.
El momento es ahora.
Las empresas familiares no sólo necesitan ser escuchadas. Necesitan ser parte de las decisiones. Con estructura, con propuestas y con una red nacional que les permita crecer, invertir y prosperar.
La ANEF integrada con 1,000 presidentes y presidentas de organismos empresariales y de la sociedad civil será su espacio. Su puente. Su voz.
Y este apenas es el comienzo.