Colaborador Invitado

Navegar aguas poco exploradas

La inflación ha repuntado en el corto plazo, el crecimiento económico muestra señales de estancamiento y el entorno global continúa alimentando la incertidumbre.

Este jueves, el Banco de México anunciará su decisión de política monetaria en un contexto que sigue siendo retador. La inflación ha repuntado en el corto plazo, el crecimiento económico muestra señales de estancamiento y el entorno global continúa alimentando la incertidumbre. Sin embargo, en medio de estos factores, uno de los elementos más relevantes podría pasar desapercibido: la posibilidad de que el canal de transmisión del crédito —tradicionalmente asociado a la banca comercial— esté en proceso de transformación.

Los valores implícitos en instrumentos de mercado y el consenso de analistas esperan un recorte de 50 puntos base en la tasa de referencia, para llevarla de 8.50 por ciento a 8.00 por ciento. Un nivel que, al ajustar por las expectativas de inflación, corresponde con la zona restrictiva de la tasa real ex ante. Por lo mismo, si el banco desea explorar niveles dentro del rango neutral, será fundamental que esté dispuesto a considerar un sistema crediticio más amplio y menos convencional.

El canal de transmisión del crédito, en su forma más clásica, opera a través del sistema bancario. Cuando la tasa de referencia baja, se reducen paulatinamente los costos de financiamiento de corto plazo para empresas y hogares, lo que puede incentivar el consumo y la inversión. Pero este mecanismo ha sido evaluado principalmente desde los bancos comerciales, que son los actores dominantes en la provisión de crédito.

En México, aunque los bancos aún concentran la mayor parte de los saldos en circulación, su participación efectiva en el crecimiento del crédito ha perdido fuerza en los últimos años. El apetito por prestar se ha modificado, en parte por criterios prudenciales y en parte por un entorno económico incierto.

En paralelo, ha surgido un conjunto más amplio de oferentes de crédito: Sofomes, Fintech, cooperativas, tiendas departamentales e incluso fondos privados. Algunas estimaciones sugieren que este ecosistema alternativo representa hoy entre el 15 por ciento y el 20 por ciento del total del crédito al consumo. Si bien su participación puede parecer modesta, su crecimiento ha sido acelerado y su capacidad para llegar a segmentos tradicionalmente excluidos —como trabajadores informales o pequeños negocios sin historial bancario— los vuelve cruciales para la eficacia de la política monetaria, especialmente porque su costo de fondeo depende directamente de la tasa de referencia.

Además, una política monetaria más acomodaticia podría contribuir a restaurar liquidez en segmentos de financiamiento de mayor riesgo, como el venture capital. Las tasas elevadas en instrumentos de renta fija han secado buena parte de los flujos hacia activos más ilíquidos. Bajar el costo del dinero no solo abarataría el crédito al consumo, sino que también podría revitalizar el financiamiento de nuevas empresas, innovación y crecimiento futuro.

Es cierto que tanto la inflación general como la subyacente mostraron incrementos en abril y mayo. El aumento en precios de alimentos y servicios ha sido particularmente preocupante. No obstante, los datos más recientes del Banco de México revelan que este repunte inflacionario ocurre en un contexto de desaceleración de la demanda interna.

De hecho, la propia institución revisó a la baja su estimación de crecimiento para 2025 a un nivel de apenas 0.1 por ciento. Con una brecha del producto negativa y una economía que pierde dinamismo, la expectativa es que la presión inflacionaria tienda a moderarse en la segunda mitad del año, siempre que no se presenten nuevos choques.

Además, la política fiscal ha sido, en términos generales, prudente, pero también restrictiva en su capacidad de reacción. El margen para aplicar estímulos contracíclicos desde las finanzas públicas es limitado. En este contexto, Banxico podría estar perfilándose como el único actor con espacio para brindar cierto respaldo a la actividad económica.

La decisión de este jueves será clave para delinear el camino de la política monetaria en el segundo semestre. Un recorte de 50 puntos base mandaría una señal clara de que el Banco está dispuesto a tomar riesgos calculados para apoyar la economía, pero también abriría la puerta a una revisión de su guía prospectiva. Hay al menos tres posibilidades: mantener el lenguaje actual (que sugiere recortes similares), introducir una señal de flexibilidad (dependiente de los datos), o advertir explícitamente que los siguientes recortes serían más graduales (de 25 puntos base).

Navegar aguas poco exploradas no implica abandonar la ortodoxia, sino reconocer que el ecosistema económico está cambiando. Banxico ha demostrado que puede innovar sin comprometer su credibilidad. Este ciclo de recortes podría ser una nueva oportunidad para ello, especialmente si se reconoce que una política monetaria efectiva debe conectar con una realidad más diversificada del financiamiento en México.

Víctor Gómez Ayala

Víctor Gómez Ayala

Economista en jefe de Finamex Casa de Bolsa y Fundador de Daat Analytics

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